El cineclub Chaplin, en parte protagonista de nuestra historia, proyectó su primera película el 18 de octubre de 1971. La Casa de la Cultura disponía en esos momentos de un proyector cinematográfico de 16 mm. Y, en ese formato, reducido, empezó su actividad el 18 de octubre de 1971 con la proyección de Peppermint frappé (Carlos Saura), a la que siguieron, el día 26, Una historia inmortal (Orson Welles) con un cortometraje previo, Retrato de Orson Welles y, el 2 de noviembre, Corredor sin retorno (Samuel Fuller).
Fue, el del cineclub, un peregrinaje por la Casa de la Cultura, la Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, el Cine Avenida, el Xúcar, otra vez la Casa de la Cultura y, en el año 1992, los multicines con sistema de proyección digitalizado.
En ese docudrama con el suspense añadido del qué pasará mañana, se crea la Semana de Cine que aguanta hasta el año 2005 porque, al éxito de la misma, hay que añadir la repercusión mediática que tuvo la entrega de la insignia de oro a directores de la talla de Almodóvar o Boráu.
En ese escenario, no es nada extraño que, la directiva, piense dar un paso al frente convirtiendo la “Semana” al año siguiente, en 2006, en la Semana Internacional de Cine Ciudad de Cuenca protagonizada por lo que se llamó “Mujeres en Dirección”. Todo ello, se supone, porque si en esos años los festivales de cine generalista proliferaban por aquélla España nuestra, no había constancia alguna de que existiera uno dedicado a mujeres directoras de cine. Las había, claro, pero las elegidas se contaban con los dedos de una mano.
El Festival
Llegó, pues, la primera edición bajo la dirección de Marta Beláustegui siendo la actriz y directora catalana, Silvia Munt, la que recibió el ‘Premio Ciudad de Cuenca’ como reconocimiento a su trayectoria profesional. Además de las secciones a concurso, el festival incorporaba una serie de ciclos de documentales en torno al lenguaje cinematográfico: Cine y Música, con un concierto en directo de músicas fílmicas, Cine y Pintura y, finalmente, una proyección para niños el sábado por la mañana.
Cuenca, a finales del mes de noviembre, era un plató sin alfombra roja por el que pasaban mujeres en dirección, actrices, actores, productoras, periodistas etc., que podíamos ver a escasos metros de distancia el tiempo que duraba la sesión de fotos o la rueda de prensa, o conformarnos con acudir a la gala de la entrega de premios en la que, desde la presentadora o presentador, hasta la premiada con el Ciudad de Cuenca, eran casi de nuestra casa: Icíar Bollaín, Gracia Querejeta, Chus Gutiérrez, María Galiana, Silvia Munt, María José Goyanes, Isabel Coixet…
Las luces y las sombras que siempre persiguen a Cuenca estaban ahí. Gracia Querejeta lo advertía en la rueda informativa de la presentación del festival en el año 2011: “no son buenos tiempos para la lírica”, decía, aunque, la premonición, venía de la voz de Marta Beláustegui, directora de Mujeres en Dirección: “Cada vez hay más festivales que desaparecen y museos que cierran. Hay que tener cuidado de que la cultura no se vuelva elitista porque, una sociedad sin cultura se vuelve peligrosa; además un certamen como este genera muchísimos puestos de trabajo”.
El mes de noviembre, del año 2011, asistió a la defunción de “Mujeres en Dirección”. Era la sexta edición y, en la gala, se proyectó la película dirigida por Nadine Labaki, ¿Et maintenant Oú on va?, tras una enorme trayectoria por festivales internacionales donde consiguió varios premios. En la categoría de largometraje se mostraron tres óperas primas de directoras españolas: en la sección oficial, Camera Obscura de Maru Solores, sobre el descubrimiento del primer amor por parte de una niña ciega; fuera de concurso se proyectó De tu ventana a la mía de Paula Ortiz, y Evelyn, de Isabel Ocampo, cerró el certamen en un pase especial dedicado a la violencia de género sin olvidar que, ese año, el 2011, la cita conquense homenajeó a la actriz María Galiana, la Herminia de Cuéntame, por toda su trayectoria profesional.
Esperábamos una edición más pero, el contraluz, era imposible contrarrestarlo por falta de focos y, así, en rueda de prensa celebrada el 18 de noviembre del año 2012, Juan Ávila, entonces alcalde de Cuenca, explicaba que el Ayuntamiento no había podido recabar los apoyos necesarios para la organización del Festival debido a la retirada de las ayudas de la Diputación Provincial, la Junta de Comunidades -se retiró en 2010- y el Consorcio Ciudad de Cuenca, así como a la no resolución de las subvenciones solicitadas al Gobierno de España a través de organismos como la Agencia Española de Cooperación Internacional o el Instituto de Cinematografía y Artes Escénicas. Y es que, según reconoció el primer edil, todas estas instituciones suponían los principales apoyos económicos del Festival que tuvo, en 2011, un presupuesto de 175.668 euros.
El vídeo. Mujeres en Dirección 2008-2009
Las cenizas
Tienen que pasar los años para poder barajar, desde el cineclub, la posibilidad de recuperar la Semana de Cine de Cuenca. El 1 de septiembre de 2016, se puede leer en la web del Chaplin, la Junta Directiva tomó el acuerdo de proponer al Ayuntamiento que se dedicara una calle a Juan Antonio Bardem, incluso sugiriendo que podría ser el callejón de Santo Domingo, con ocasión de cumplirse 50 años de la realización de su película Calle Mayor.
En una reunión anterior, de la Directiva, se había estudiado la posibilidad de recuperar la Semana de Cine de Cuenca organizada, por última vez, en el año 2005. La respuesta fue satisfactoria y, con las promesas de apoyos, se pusieron en marcha los mecanismos necesarios para que, en noviembre de ese año, 2016, volviera a tomar forma la Semana de Cine, en su número 19, actividad que ha continuado desarrollándose hasta estos momentos con el paréntesis de la maldita pandemia.
El vídeo, que contiene imágenes del Festival grabadas en los años 2008 y 2009, coincide con la campaña lanzada desde el Ayuntamiento, “Cuenca, Capital Cultural Europea 2016”. No se consiguió pero, el sueño, mereció la pena.