Joaquín López, pregonero en Fuentesclaras, presume del lugar y reivindica mejoras como el acceso al pueblo.
Fuentesclaras es una pedanía de Fuentanava de Jábaga a la que se accede, por la carretera nacional 320, desde un ramal que se abre a la izquierda en una recta que, para los nativos, da miedo porque, con el tráfico que hay todos los días, al llegar al desvío, tienen que posicionar el vehículo casi en medio de la carretera dejando pasar a los que vienen de frente, pero sin perder de vista a los que llegan por detrás y, de ahí, la petición del pregonero de que arreglen el asunto que, ya con normalidad, nos acerca a Fuentesclaras en donde sorprende su iglesia parroquial de San Juan Bautista con planta de cruz latina, bóveda de lunetos y media espadaña.
Hubo que esperar a que la charanga, Nos la Capela, finalizara el recorrido por el pueblo para que comenzara el pregón con el que se iniciaban las fiestas en honor de San Juan Bautista. Y lo hacía, tras la presentación del alcalde pedáneo, Marcelino Palacios, Joaquín López quien iniciaba su pregón agradeciendo al alcalde, a José Luis Chamón y a su Corporación Municipal, la confianza depositada en él al permitirle pregonar en su pueblo, en Fuentesclaras, las fiestas patronales de San Juan Bautista de este año 2025 y, tras un brevísimo repaso por su currículo, maestro y funcionario de la Seguridad Social, aunque nació en Cuenca pisó pueblo, su pueblo, ubicado en la “España Vaciada”, o, como dijo Joaquín, en la España ignoraday abandonada.
En la década de los años 60 y 70, Fuentesclaras sufrió una de sus etapas más penosas, padeciendo una intensa emigración de sus vecinos hacia otros lugares de España, quedando el pueblo tristemente abandonado y solitario. Las gentes marcharon a Valencia, Alicante, Barcelona, Mallorca, Aranjuez, Madrid… Lugares que acogieron familias, como Félix y Ciriaca,
“Los Jaros”, los primos Loli y Ricardo, mis tíos Pilar y Paulino, Conce “El Rubio”, Amadeo y Carmen, Eusebio y Angelita, Herminio, Amado, Chari, Crescencio y Angeles, Alfonso y Luismi, Mariano y Henar…
Y tantas otras familias en otras ciudades. Muchos dejaron el pueblo, su pueblo, seguramente con mucha tristeza, quizás en busca de trabajo, y de una vida más próspera para ellos y sus hijos.
En mi recuerdo más remoto, algún viaje al pueblo, al que veníamos andando desde la carretera nacional, en donde nos apeábamos del coche de línea, y tras unos minutos de camino, nos esperaban con los brazos abiertos los abuelos.
Las comunicaciones entraron por su puerta sin avisar porque, según Joaquín, a Fuentesclaras le han puesto la miel en los labios, pero nunca ha podido saborearla.
Me refiero por supuesto al antiguo ferrocarril; y digo antiguo, porque parece haber desaparecido ya definitivamente; nunca nadie ha permitido que el tren parase aquí, que hubiese estación o al menos, un pequeño apeadero. Hace tiempo, un pueblo sin electricidad; al menos en condiciones óptimas, pues tenía un rudimentario tendido eléctrico que arrancaba desde Noheda, con dos hilos de alambre sobre palos torcidos de pino, que aguantaban el tendido a duras penas.
En la entrada del pueblo por la parte norte, la caseta del transformador, que en cuanto había tormenta y caía un rayo, se iba la luz y estábamos días sin ella, hasta que venía un personaje que recuerdo como “Pinós” y solucionaba el problema. En las calles, cuatro bombillas mal contadas, en otras tantas esquinas, servían como alumbrado público.
Se carecía de agua potable en aquellos años 60 y 70. El suministro de la misma, había que hacerlo desde la Fuente en el Camino de Noheda, con las caballerías cargadas con los cántaros.
Hombres y mujeres que debían ir a aquella fuente con los borricos, a por agua y también al lavadero, donde se llevaba la ropa acumulada durante unos días. Todo ello, porque la escasa agua que hay en las cercanías del pueblo, es tremendamente salobre, y por ello bastante inapropiada tanto para uso alimentario como para la limpieza e higiene. Recuerdo el Borrico del Tío Serapio y la Tía Abundia, y el del Tío Rufo y la Tía Eustaquia haciendo estos menesteres. Finalmente, en los años 80, se realizó un sondeo en la zona de las viñas y se construyó la actual red de
abastecimiento, uno de los grandes logros conseguidos para la modernización del pueblo.
En épocas pasadas disponía de Escuela Pública y Casa del Maestro, tenía también Horno de Pan cocer, y hasta una Granja. Una pequeña tienda de comestibles en el callejón del Vallejuelo, daba servicio alimentario a los vecinos. Cuando ese comercio desapareció, acudía a vender al pueblo Pablo Arcas, el panadero de Bascuñana, con una furgoneta; también venía poraquí, Jesús, el frutero, al que me encantaba que mi abuela Anastasia le comprase algún pastelito ogolosina.
Bar, como tal servicio, Joaquín no lo recordaba porque, para eso, para las reuniones y tomarse un vino estaban las cuevas que fueron desapareciendo dejando su función para ejercerla en los propios portales de las casas en donde todo el mundo, el de aquí, estaba siempre estaba dispuesto para ofrecer a vecinos y amigos un trago refrescante, y más avanzados los años, algún botellín de cerveza.
También hay que hablar aquí de la pequeña Estación Meteorológica para la medición de los fenómenos atmosféricos, que existió en la parte sur del pueblo, en la era de mis abuelos, de la que mi padre, en su época joven se ocupaba enviando después los datos técnicos a Cuenca, para la elaboración del tan conocido aquellos años como “Calendario Meteoro-Fenológico”, pequeña publicación de bolsillo que me encantaba ver siempre que llegaba a mis manos, por lo curioso de conocer cuándo había florecido el primer almendro, o en qué fecha se había avistado la primera golondrina.

Mi padre, qué puedo decir de mi padre… Aquél que con mayor o menor acierto lo dio todo por su pueblo. Siempre con la ayuda y complicidad de su mujer, Piedad, mi madre.
Recuerdos de su incansable trabajo, ayudando en todo lo que pudo a los diversos Alcaldes que se han sucedido, especialmente para mí, por mi recuerdo, Celedonio y Marcelino Page y desde Jábaga, más recientemente, Pedro y Chamón; José Luis, su inseparable AMIGO, con mayúsculas,colaboradores incansables en el buen hacer para con el pueblo. Anteriormente a Celedonio y Marcelino, había ejercido su función de Alcalde Titular, Victoriano, aunque yo no lo recuerdo como tal alcalde, sino como un vecino que me quería mucho, junto con Eladia, su mujer, y sus tres hijas, “las enfermeras”. Buena familia, muy buena, sin duda. Como también muy buenas familias para mí la de Juana y Mateo, María Alcalde, Eusebio (Eusebiete) y Concha, Silita y el tío Paco, o Virgilio y Puri, o Rafa y Severina, o muy entrañables también, Celedonio y Leonor y sushijas, el tío Pedro y Adora, El tío Rufo y Eustaquia, y Julia, Angel y Sandra, y tantísimas otras.
En cuanto la situación económica se lo permitió, mis padres comenzaron a reconstruir una de las casas de los abuelos Nicasio y Anastasia, con muchísimo esfuerzo, pues al no haber agua, Piedad, mi madre, debía traerla con carretilla y garrafas desde El Pilote. Gracias Piedad desdeaquí, por estar siempre ahí, incansable, sin una protesta o un mal gesto nunca; actitud que te honra, como persona y como mujer. Cuanto empeño e ilusión habéis puesto en ese trabajo, quedio sus frutos a lo largo de los años cuando la casa se terminó y pudimos disfrutar de ella
plenamente. ¡Cuántas celebraciones con mis compañeros de la Seguridad Social!!!
Me vienen a la memoria, viajes con mi padre a Mota del Cuervo con nuestro Seat 850, avisitar al que recuerdo como Austión Tirado, contratista de algunas de las obras públicasejecutadas aquellos años, visitas a los talleres de los electricistas que realizaron el alumbradopúblico, Juan José Pascual, Cooperativa Electro Industrial… y tantos otros. Visitas al despacho deCarmen Cabrerizo, arquitecta responsable del primer gran proyecto de rehabilitación de la Iglesia,conseguido tras una numerosísima suscripción económica popular, y las aportaciones públicas
por parte del Ayuntamiento de Fuentenava de Jábaga, Diputación Provincial y Obispado de Cuenca, que dieron sus frutos en el año 2000 con la renovación total de la cubierta y tejado del Templo. Gran trabajo y esfuerzo desarrollado por Joaquín, al que como digo, acompañaba yo a todos lados. En numerosas ocasiones, también iba él acompañado por Rafael Pozuelo, buenapersona, buen vecino, y también muy luchador. Esfuerzo, trabajo y lucha constantemerecidamente reconocidos por nuestro Ayuntamiento hace unos años, en el denominado como
“Mirador de Joaquín”, lugar escogido no por casualidad, sino por ser donde todos los días se asomaba al levantarse y dar una voz de Buenos Días a “los Mateos”. Siempre estará ahí paranuestra memoria, honra y recuerdo. Gracias también por ello, amigo José Luis.
Micrófono en mano y con el sol amarillento de la tarde pegando de frente, Joaquín abre el libro de los recuerdos por el capítulo de la infancia y de una juventud feliz junto a los amigos como Rafa Pozuelo con el que cogía renacuajos en La Ensarina, en El Pilancón, y en El Pilote.
Cogíamos grillos en el campo, que encerrábamos después en pequeñas jaulas de alambre para oírsu canto. Hacíamos barquitas de juncos, que luego veíamos navegar en el pilón. Capturábamos colorines y pardillos con liga, pegamento en esparto, en la Rocha, y tordos en las Escuelas, y entre las piedras de las hormas de las eras de trillar. Ambos teníamos escopetillas de aire comprimido, con las que salíamos a cazar pájaros en las higueras, y de noche, en los bardales delas entradas a los corrales; y no te digo nada, tras las palomas de Eleuterio; éramos reprendidos
por nuestros mayores… cuando nos veían, claro. Montábamos juntos en bicicleta, de aquellas mucho más grandes que nosotros, las que hizo famosas la serie de TV “Crónicas de un Pueblo”.
¡Cuántas leches nos hemos dado juntos!
Los recuerdos de su niñez se fueron al campo recordando al par de mulas labrando en la Ribera con el arado romano o incluso trillando la mies en las eras del camino de Las Cruces.
Participábamos activamente en la popular Matanza del cerdo. Nos gustaba ir por casa por casa a ver si nos daban algún trozo de oreja o de rabo del gorrino, asado debidamente en las ascuas, mientras las mujeres preparaban las morcillas y el adobo de los chorizos, costillas y lomos. Nos gustaba visitar las cuevas de vino, produciéndonos una curiosa sensación penetrar en las entrañas de la tierra.
Cada año se hacía una cogida masiva de tordos y vencejos en el tejado de la Iglesia, con unas largas escaleras, para después preparar una merienda para todos. También se realizaba una comida anual del Coto de Caza.
La Semana Santa, la de Cuenca capital, también tuvo su espacio porque, a los 14 años, pudo desfilar con San Juan Bautista en la tarde noche del Martes Santo. Una experiencia impagable, para Joaquín, como él mismo dijo en el escenario preparado detrás de la iglesia, en su fachada occidental en la que destacaba una puerta, cegada, con arco de medio punto.
También me hacía mucha ilusión cuando se sacaba a San Isidro en Procesión hasta la era de mis abuelos, para la bendición de los campos, tras escuchar la letanía que el sacerdote iba oficiando por el camino. Recuerdo especial para Don Lucas, que además, ofició mi matrimonio y anteriormente lo había hecho con el de mis padres; Don Angel, que luego dejó el sacerdocio y se dedicó al magisterio; Don Francisco Zamora más recientemente. Y Don Joaquín. Y Don Javier.
Siendo ya un poco mayorcete, mis padres me llevaban con ellos a labrar las viñas con la mulilla. Y también el huerto y La Ribera, en donde los pepinos cosechados se convirtieron en mi gran “perdición”. Podía comerme tranquilamente una docena de ellos a lo largo del día, sin que nunca, jamás, me hayan sentado mal o hayan sido causa de algún problema intestinal.
Preguntadles a la Juana y Mateo, que bien lo saben, ya que unos cuantos me he comido de su huerta.
Muy entrañables nuestros tíos, Rufino y Petronila, agricultores y sobre todo pastores; me encantaba ver nacer los corderillos, y me hacía mucha ilusión, no sé por qué, ver cada temporada cuando venían los esquiladores. Desconozco que extraña sensación me producía ver retirar la lana de las ovejas con aquellas rudimentarias máquinas cortadoras.
Y mi primo Marcelino Page, que era para mí algo especial; un poco mayor que yo, lo acompañaba a todos lados, con el tractor, a cualquier labor o faena que tuviese que realizar.
Cuando Rufino y Petronila dejaron el ganado, vinieron por aquí otros pastores con otros ganados; Pedro (Colombo), Los Donatos, (Angel y Donato), y Eloy Checa, de todos los cuales guardo muy buenos momentos.
Un recuerdo importante para Jaime Torrijos, primo también de la familia. A pesar de no disponer de casa propia aquí, su presencia era casi continua, siempre en su cueva y en la viña del camino de Navalón. Y especial para mí, muy especial, el trato y cercanía con Norberto y su familia, “el mancheguete”, y cómo no, Juanjo y todos los suyos; el pastelero, claro. ¡Cuantas cosas hemos hecho juntos
D. José Puzuelo
De entre todas las personas que se han ido sucediendo en el pueblo, me detengo en una en particular, a quien yo no llegué a conocer nunca, fallecido hace pocos años, y cuyo prestigio y fama saltó mucho más allá de nuestras fronteras locales y provinciales, incluso nacionales, llegando a ser una eminencia en el mundo de la Medicina y la Psiquiatría. Me refiero, por supuesto a José Pozuelo Utanda, “Pepe El Médico”, nacido aquí en Fuentesclaras y que para quien no lo haya conocido, si tiene interés en consultar Internet, podrá leer y observar lo que llegó a ser. Un personaje de fama mundial; jamás ha dado, ni posiblemente dará nunca Fuentesclaras, un vecino tan ilustre. En casa siempre se ha hablado mucho de él, y mi padre siempre intentó lograr para él algún reconocimiento público, que no se le ha realizado nunca, al menos que yo conozca; aquel que siempre llevó el nombre de este pueblo por todo el mundo, Europa, Estados Unidos… Y que ahora, desde esta humilde tribuna, reivindico. Ya es hora, si es
posible, que se le reconozca su aportación científica y humana, aunque sea ya a título póstumo, en alguna calle, plaza o lugar público del pueblo.
Y hay que decir, que posiblemente la trayectoria por la Medicina de este pueblo, no termine aquí. Tenemos actualmente un joven estudiante de Medicina con un gran porvenir; a sus tempranos 25 años, ya acumula un gran historial académico. Me estoy refiriendo a Miguel Pozuelo Montero, para quien no le conozca, el hijo de Rafa y Conchi, buenos amigos míos y muy buena familia, al que hemos tenido el privilegio de verlo ya en algunos artículos y entrevistas de prensa en fechas muy recientes. Ojalá llegue muy lejos, como lo hizo Pepe. Ambos comparten
apellido, por lo que no sería de extrañar alguna muy grata sorpresa dentro de algún tiempo.
Fui cazador con mi padre y con Valeriano durante muchos años. Disfrutaba plenamente saliendo a cazar con ellos. No éramos demasiado buenos tiradores, pero algunas perdices hemos comido en casa… Siempre en el campo junto a Los Checas, Eusebiete, Jaime, Juanjo y Paquito, y tantos otros buenos amigos y cazadores.
¡Ay Valeriano! mi gran referente siempre. A día de hoy, Valeriano es mi segundo padre, desde que me falta Joaquín. Sintió mucho la marcha su hermano, pero aquí estoy yo con él.
Ahora es el nexo de unión de toda la familia López de Julián, junto con la tía Amparito: Mariví y Diego, Sonia y David, Jaime y Sergio, Loli y Ricardo. Que lo sigas siendo por muchísimos años más, Tío. Gracias por lo que haces por todos nosotros.
De la España vaciada y olvidada, pero feliz, nos metió de lleno en la etapa de colonización, de repoblación porque, a Fuentesclaras, llegaron familias de afuera que aportaron vida y población. Hace muchos años, dijo Joaquín, llegó Basilio desde León. Se quedó y se enamoró del pueblo cuando se casó con la tía Chari.
Recuerdo con cariño su Seat 850 amarillo. Más tarde, en los años 80, Rafael y Feli, los maestros, que ocuparon las Escuelas durante muchísimo tiempo.
Al chalet de las viñas, vinieron y se asentó la familia de Enrique Monjas.
Y también llegaron, Leopoldo Segovia y Pedro Yuste.
Y Armando Diez y Mari Luz,
Félix Herraiz y Conchi,
Jesus y Antonio Serrano,
Alfonso y Elvira,
Eladio y Mari Carmen,
José Luis y Conchi,
Angel Poyatos y Maria Angeles,
Antonio y Rocío,
Por supuesto también, Marcelino Palacios y su familia, nuestro Alcalde.
Y más actualmente, Juan Carlos y Yolanda, los chicos del Hospital.
Y Vicente y Feli, los del “Dados”, que hace algún tiempo se instalaron aquí definitivamente.
Y hemos de alegrarnos de que en este mismo año, hayan nacido varios niños, que seguro aportarán vida y juventud al pueblo, pues además, hay un nuevo asentamiento familiar, con Carlos Page y Fátima, y su preciosidad recién bautizada, Vera. Y mis primos José Antonio y Eva,que con raíces en el pueblo, están también casi asentados ya aquí.
Las fiestas
Las FIESTAS, punto de encuentro de familias que residían fuera del pueblo. A día de hoy, lo siguen siendo. Teníamos auténtico deseo de que llegasen estos días, para poder encontrarnos, sobre todo, primos y amigos de edad parecida, pues era la única ocasión anual en que podíamos vernos, jugar, y pasarlo bien: Miguel Angel y Mari Mar, Alberto y Montse, Sonia y Juan Carlos,
Jordi y Chari, Encarnita y Virgiliete. ¡Tantos amigos!!!
El baile se celebraba en el Salón del viejo edificio del Ayuntamiento, muy recordado y añorado por mí. Venía todos los años Cañamón, el acordeonista, que nos deleitaba con sus pasodobles y alguna que otra rumba. Siempre acudía también un personaje, “Angelito el pobre”, desconozco su procedencia, pero venía todos los años por la fiesta y la gente le daba siempre lo que podía, llamando a todas las mujeres “madre” “dame algo de comer, madre” “gracias, madre”.
El vagabundo más conocido de la zona, que por donde pasaba recibía el afecto que siempre tanto necesitó. Quizás el personaje que más marcó mis recuerdos de niño, un ser bondadoso, a quien la religión le caló hondo, según él mismo declaraba tras oír alguna de sus conmovedoras oraciones, poniendo siempre su confianza en Dios y pidiendo por todos los necesitados del mundo.
Y celebrábamos unas “Segundas Fiestas”, el 29 de agosto de cada año, el “Martirio de San Juan Bautista”, fecha conocida popularmente aquí como “la degollación de San Juan”. En esta ocasión, solamente se sacaba al Santo en Procesión, pero se aprovechaba para pedirle algún favor para el pueblo, si es que fuese necesario, como en años acosados por la sequía.
Pasaba el tiempo, y las viejas Fiestas dejaron de existir por unos años, resurgiendo posteriormente tras la creación de la Asociación de Vecinos San Juan, como continuación al trabajo iniciado años antes por Felix Herráiz y Valeriano López. Constituida el 25 de abril de 1992, de cuya primera Junta Directiva formé parte como Secretario durante muchos años, con Juanjo Martínez Alcalde como Presidente, Valeriano López, Basilio Prieto, Inma de las Muelas,
Martín Saiz y Francisco Navarro (el tío Paco). Entre todos, comenzamos una ilusionante etapa con el único objetivo de potenciar y dar a conocer nuestro pueblo; no solamente se consolidaron las Fiestas Patronales, sino que se hicieron muchas otras actividades, como diversas jornadas gastronómicas, concursos de caldereta, alguna excursión al Nacimiento del Río Cuervo, etc…
Recuerdos muy entrañables de aquellas primeras Reinas de las Fiestas, Mariví, Sandra, Pilar, Irene… llenas de juventud, belleza, vitalidad e ilusión.
Y en la actualidad, tras otro paréntesis de algunos años, ha resurgido nuevamente con fuerza la Asociación de Vecinos “San Juan”, que bajo la dirección de Rafa Pozuelo, cuenta con un nutrido grupo de vecinos entusiastas y comprometidos que, seguro, potenciarán aún más sicabe, nuestras Fiestas. Importante destacar y reconocer aquí, como no, la intensa y desinteresada labor que siempre han desarrollado las mujeres del pueblo; días antes de la Fiesta, se juntan todas ellas, bajo la iniciativa impagable de María Jesús, para limpiar la Iglesia y prepararlo todo.
Gracias vecinas por tanta ilusión y empeño.
Joaquín López no se olvidó de Irene, su esposa y compañera de viaje. Tampoco olvidó a sus hijos, Alberto y Jesús por el apoyo y cariño recibido de ellos durante este último año, dijo, la experiencia nos ha demostrado en infinidad de ocasione que, aunque a muchas puertas a las que toquemos las encontremos cerradas, siempre habrá otras que nos sean abiertas.
No desaniméis nunca. Hay veces que hay que solicitar las cosas una y mil veces, pero al final se consiguen. Tenemos la inmensa suerte de disponer de un Ayuntamiento fuerte, Alcalde y grupo de Concejales, que trabajan sin descanso por el Municipio; Alcalde Pedáneo, Marcelino, qué decir de él; persona noble, humilde y tremendamente trabajadora, que junto también con la A.V. recién renovada, harán lo posible y lo imposible por conseguir todo aquello que les pidáis y se considere necesario. Como ejemplo muy reciente, decir que ya podemos disfrutar de la llegada de la fibra óptica y las últimas tecnologías en telecomunicación.
Las peticiones
Por otro lado, y en mi modesta opinión, sería bueno que se trabajase por mejorar el acceso a Fuentesclaras desde la Carretera Nacional, para evitar esos sustos en el “empalme”, que todos hemos sufrido alguna vez, al estar parados en el centro de la calzada para girar a la izquierda; coches que vienen de frente, y vehículos por detrás nuestro a alta velocidad. Sé que hace añosesto se trató, desconozco los trámites que se hicieron y en qué quedó aquello, pero sería bueno volver a intentarlo, con el Ministerio o Administración competente, pero necesitamos en ese punto, un carril único de giro a la izquierda, que nos dé seguridad a todos. Anotación para quien corresponda… al igual que otra petición, muy interesante, renovar si fuese posible, el callejeromunicipal. Y muy fundamental también, una pequeña inversión económica para un equipo de megafonía en el interior de la Iglesia… Y ya puestos, a ver si fuese posible preparar y editar unpequeño catálogo de fotografías y recuerdos antiguos, para perpetuar nuestra memoria como Pueblo.
¡Comienza la FIESTA! ¡Que comience ya! Sean días de regocijo, diversión y entretenimiento, y al mismo tiempo, de relajación y disfrute, merecido, por el trabajo de todo el año; días de reencuentro, abrazos, emociones y recuerdos. Honremos nuestra historia, nuestro pasado, y también nuestro futuro. Seamos felices y hagamos felices; que las pequeñas diferencias entre nosotros desaparezcan estos días. Tenemos la ocasión de demostrar que sabemos hacerlo, y que si el corazón de la Fiesta es la devoción que profesamos a nuestro Santo Patrón San Juan, sabemos, podemos y debemos perdonar los errores y faltas de los demás. Si tenemos ocasión,tomemos una cerveza con quien sea, da igual, hagamos hermandad y familia.
Así pues, que el SANTO interceda por nosotros, que colme de felicidad y alegría nuestros hogares, y que viva la fiesta, que vivan las gentes de nuestro pueblo.
¡Viva San Juan Bautista!
¡Viva Fuentesclaras!
Con aplausos, y alguna que otra lágrima, finalizó el pregón de Joaquín López quien recibiría, por parte del alcalde de Fuentenava de Jábaga, José Luis Chamón, una menina esmaltada en rojo, verde y negro, obra del alfarero conquense Luis del Castillo.
La cosa no acabó ahí porque, Marcelino Palacios, el alcalde pedáneo, llamó al joven matrimonio compuesto por Carlos Page y Fátima Serrano a los que, por ser los padres de Vera, la primera niña nacida en Fuentesclaras después de muchos años, se les hizo entrega de un reconocimiento plasmado en un enorme diploma momento en el que, Palacios, aprovechó para animar al pueblo, a las parejas jóvenes allí presentes, a seguir el ejemplo porque, con tres niños más, se abriría la escuela.