La Asociación Micológica Conquense, fundada en 1987 por José Luis García, nació para crear un punto de encuentro entre los amantes del entorno natural de la provincia de Cuenca, de su micología, de su estudio y de su divulgación. Nació para concienciar a la gente con el medio natural, con el campo. Para conocer el medio y sus plantas. Para vivir en la naturaleza haciendo una especie de simbiosis con ella sin dejar de explicar los ecosistemas tan ricos de nuestra serranía.
Arturo Ballesteros, el nuevo presidente de la Asociación, nombrado tras la última asamblea llevada a cabo hace unos días, aclara que nace sin ánimo de lucro y que, por raro que parezca, no buscan setas en concreto: no, no las buscamos. Hay tradiciones, claro, las de toda la vida. Las de salir a por el níscalo o el boletus pero, nuestra finalidad es la de salir al campo a conocer las setas sean o no comestibles. A estudiar ese mundo porque, nuestro trabajo de campo es ese, el de profundizar en esas materias, en esas setas, sean comestibles o no lo sean, con el fin de aprender porque, esto de la micología tiene mucho interés.
Una de las máximas de la Asociación, desde su fundación, es el carácter pedagógico, didáctico una vez que se sale al monte. Jose Luis, el que ha sido presidente hasta ahora –y que continúa como vice-, su afán, desde siempre, ha sido el de enseñar. Entrar en el mundo de las setas y convivir, con respeto, con la naturaleza. No se trata de comerte una seta, no, se trata de cogerla, estudiar el entorno en el que se desarrolla, estudiar en sí la propia seta y divulgar sus características, su forma, a qué tipo pertenece, características anatómicas, fisiológicas y evolutivas como sus respectivas importancias en el ecosistema.
Nueva sede en Jábaga
Como escribimos, ha habido renovación de la Junta Directiva porque, como todo evoluciona, después de 35 años de existencia hace falta savia nueva, un relevo generacional que impulse a la Asociación tras el bajón de los años de pandemia. Yo llevo desde los 14 años en la Asociación y, ahora, intentamos que entre gente nueva que siga porque de los 36 socios fundadores, hemos pasado a 153 y, ya, en esta nueva Junta, se ha metido gente joven que dará impulso desde una nueva sede que, desde hace cuatro días, está en Jábaga, en el Centro Cultural, en un entorno micológico potentísimo, importante, cercano y ahí podemos hacer muchas cosas, muchas.
Llevamos un año demasiado seco, muy anormal. Tanto es así que en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca no hay agua. En la Cañada del Mostajo, el cauce del Escabas está seco, el Maíllo no tiene gota de agua y la mayor parte de los manantiales tampoco. Sí, el año es hídricamente malo, aunque distinto en ciertas ciudades. En Cuenca está la cosa regular. Han salido setas pero eso va por semanas porque lo mismo llueve esta y, luego, nos tiramos 20 días secos, las temperaturas de octubre tan altas han influído mucho. Pero, en fin, hay zonas en Teruel, como Guadalaviar, que no ha sido mala y, como esto no deja de ser un hobby, pues allá que vamos. A pasar un día en la naturaleza, a despejarte y a seguir estudiando otros ecosistemas.
Responsabilidad en el monte
Antes, hace muchos años, cuando el hongo era un elemento más en nuestra gastronomía, una simple navaja y una cestilla eran suficientes para coger un par de kilos de setas sin levantar el sotobosque, la juma, sin mover el micelio pero, ahora, llevan hasta horcas. Bueno, para eso somos bastante críticos cuando lo vemos pero, al final, es la administración y las políticas medioambientales que se aplican en cada lado con sanciones que llegan a ser muy grandes. Luego hay gente que va al monte con planes comerciales cuando deben de ser recreativos, nada de ansias, nada de vender. Al final estropeamos el campo y cada año será más difícil que salgan setas. Eso, sin entrar en delitos que ya están ocurriendo cuando, en pleno monte, te asaltan para quitarte lo que llevas.
Hablamos de las tasas a pagar en algunos ayuntamientos por recoger hongos. Si el fin es mejorar el campo, mejores accesos, mejores controles están bien, bienvenidas sean pero, si están para recaudar y no proteger, no sirve para nada, añade Arturo.
El peligro de ciertas setas
Ecología, ecosistemas, didáctica. Hay que aprender bien la tipología de las setas y, sobre todo, distinguir unas de otras. La gente, por regla general, tiene miedo o un cierto respeto a la hora de cortar una seta pero, ese miedo, ese respeto, se va perdiendo poco a poco y se producen momentos de irresponsabilidad o de osadía cuando, de repente, cogen de todo. Hay setas peligrosísimas, las que llevan Psilocibina y otros componentes que, mal administrados, causan problemas que pueden ser mortales: las amanitas Phalloides, Verma, Muscaria, Virosa… Hacen mucho daño al hígado, y producen muertes como la última que salió a la luz, la de esa mujer mayor ya.