Los actos de inauguración de empresas suelen ser protocolarios y con discursos de circunstancias. Sin embargo, en estos tiempos difíciles la oposición los aprovecha para el ajuste de cuentas. Es lo que sucedió en Cabanillas del Campo (provincia de Guadalajara), durante la inauguración de “Ecu Global Recycling”, empresa dedicada al reciclaje de cables para la obtención de materias primas estratégicas como el cobre.
Al acto inaugural asistía el jefe del gobierno autonómico, Emiliano García Page, el presidente de las Cortes regionales y una nutrida representación del ejecutivo castellanomanchego. Intervino el alcalde de Cabanillas, José García Salinas, para señalar que gracias a su ubicación estratégica (cerca de la autovía de peaje R2) y a una fiscalidad competitiva su municipio atrae inversiones de grandes compañías. El gerente de “Ecu Global Recycling”, Ángel Higueras, aseguró que quieren ser un “referente mundial” desde Castilla-La Mancha y el director general del fondo de inversión Macquaire en España, Juan Caño, destacó que la fábrica en la que participan es pionera en dar una segunda vida a los cables de comunicaciones.
Fue el presidente, Emiliano García Page, quien hizo la intervención más jugosa y polémica. Arremetió contra la política de Dolores de Cospedal de hace diez años, por los recortes y el cementerio nuclear de Villar de Cañas; luego anunció su intención de incrementar las inversiones en becas escolares (13 millones de euros) y en inserción laboral de las personas con discapacidad (30 millones de euros). Sin embargo, la primicia fue que aprovechara la inauguración de la empresa de reciclaje para criticar la política exterior del Gobierno del Estado. Según la nota oficial difundida por la Junta, lamentó la “intención artificial, exagerada y obscena” de “trasladar la política de bandería a la política internacional”, añadiendo que esta estrategia “puede traer peores consecuencias”, sobre las relaciones comerciales con Estados Unidos.
El presidente de Castilla-La Mancha, sin competencias en relaciones internacionales y en defensa, está preocupado. No comparte la estrategia del gobierno del Estado español de rechazar el 5% del PIB, que Trump impuso en la cumbre de la OTAN. Teme que la opción del 2,1% suponga un riesgo para las inversiones de las multinacionales americanas en Castilla-La Mancha. Así que después de despacharse a gusto, anunció una reunión con la Cámara de Comercio americana en España, “a fin de acercar posturas en el actual escenario”.
Es posible que la actitud crítica de García Page contra la política exterior del gobierno del Estado beneficie a Castilla-La Mancha. Lo que uno no alcanza a entender, es por qué esa actitud crítica no la aplica el presidente para reflexionar sobre el riesgo que comportan las empresas multinacionales ilegales. Si hablamos claro hay que admitir que META es una empresa de malhechores que incumple habitualmente las leyes europeas -digitales y de competencia-, habiendo sido recientemente multada por la Comisión Europea con más de doscientos de millones de euros. Por eso no se entiende que el gobierno de Castilla-La Mancha apruebe el “Meta Data Center” como proyecto singular interés y lo pretenda financiar con fondos europeos Next Generation EU. Por otra parte, la empresa de reciclaje de cables de Cabanillas, “Ecu Global Recycling”, está participada por el fondo de inversión australiano Macquaire. Pues bien, según informes del regulador australiano de sociedades anónimas (ASIC, por sus siglas en inglés) el fondo ha incurrido en conducta engañosa y falsa durante más de 14 años. Es de tal entidad la gravedad de su conducta que el Panel Disciplinario de Mercados (MDP) de ASIC ha emitido un total de siete avisos de infracción al Grupo Macquarie por incumplimiento de las Normas de Integridad del Mercado, por un valor de 6,331 millones de dólares en multas.
En fin, solo nos resta invitar al señor García Page a que sea decente y practique la actitud crítica como postura radical. Lo cual implica analizar, juzgar y, eventualmente, rechazar las conductas del gobierno del Estado español que considere inaceptables, pero también exige analizar, juzgar y denunciar las ilegalidades de las poderosas empresas multinacionales que infringen las leyes. La crítica política es deshonesta cuando utiliza dos varas de medir. Una, para atacar con acritud al gobierno del Estado y otra, para consentir complaciente las ilegalidades de las poderosas compañías multinacionales que invierten en Castilla-La Mancha.
Opiniòn de Fernando Casas Mínguez
