El conflicto armado es la principal causa de hambre en el mundo, ya que obliga a millones de personas a abandonar sus hogares, tierras y medios de vida, dificultando el acceso a alimentos y ayuda humanitaria. En lugares como Gaza, la escalada del conflicto ha provocado niveles alarmantes de desnutrición y muertes infantiles; solo en los primeros meses de 2024, la cifra de niños fallecidos en Gaza por la guerra y el hambre superó los 12.300, una cifra mayor que la de todos los niños muertos en guerras en el resto del mundo en los últimos cuatro años. Organizaciones internacionales denuncian que el hambre se utiliza incluso como arma de guerra.
En los últimos días ha corrido un bulo mundial en el que se hablaba de la pérdida de 14.000 bebés en 48 horas en Gaza. La ONU finalmente ha desmentido la noticia, indicando que esa circunstancia puede ocurrir en el periodo aproximado de un año y se trata de niños hasta 5 años. Ni el bulo, ni la verdad, nos deben mantener insensibles ante tal circunstancia. No debemos acostrumbrarnos a mirar hacia otro lado cuando se trata de salvar la vida de niños. Tanto la imparcialidad como la humanidad son esenciales para afrontar estas tragedias.
La magnitud de la crisis humanitaria exige un enfoque centrado en los derechos y la dignidad humana y nunca un enfoque de confrontación política. Ya que más allá de cualquier posición política, la prioridad debe ser siempre proteger a los niños y garantizar el acceso a una ayuda vital.
Impacto y datos en España y Castilla-La Mancha.
Aunque España no sufre conflictos armados directos, la pobreza y la exclusión social afectan gravemente a regiones como Castilla-La Mancha. En 2024, la situación ha empeorado y según el indicador AROPE, el 34,2% de la población de Castilla-La Mancha está en riesgo de pobreza o exclusión social, mas de 8 puntos por encima de la media nacional. Más de la mitad de la población tiene dificultades para llegar a fin de mes, y muchos hogares no pueden cubrir necesidades básicas como la alimentación o la calefacción. Estas cifras muestran la vulnerabilidad social y la importancia de la solidaridad ante crisis internacionales. Le puede tocar a cualquiera, a tu hermano, a tu vecino, incluso a tí mismo.
¿Cómo podemos ayudar?
• Donando a organizaciones humanitarias que canalizan la ayuda hacia los niños y familias más vulnerables en zonas de conflicto y pobreza.
• Apoyando campañas de sensibilización que difundan información y participación en iniciativas que promuevan la paz y la ayuda humanitaria.
• Participando en voluntariado o proyectos locales para combatir la pobreza y la exclusión social.
• Exigiendo a los gobiernos y organismos internacionales el respeto al derecho internacional humanitario y la protección de la infancia en conflictos armados.
La ayuda, tanto local como internacional, es vital para romper el círculo de la pobreza y el hambre, y para proteger a los más vulnerables en cualquier parte del mundo. Hoy en el día de Santa Rita, patrona de causas imposibles, pongamos un granito de arena para hacer posible una mayor sensibilidad hacia el sufrimiento en la infancia, una etapa en la que todo ser humano debe ser feliz.
Opinión de Yolanda Martínez Urbina