La España de hoy enfrenta desafíos sociales de una gran magnitud: movimientos migratorios continuos, baja natalidad, desempleo persistente tanto en jóvenes como en mayores de 50 años, y el fenómeno de la despoblación que vacía capitales provinciales y cancela pueblos enteros. Ante este panorama, urge una política social innovadora y colaborativa, cimentada en el diálogo basado en la realidad y la comprensión social.
La filósofa Hannah Arendt subraya que la política auténtica surge del “estar juntos” en la pluralidad humana, y que su misión es organizar esa diversidad en torno a una igualdad relativa, diferenciando a los individuos sin negar su singularidad. Para que la política cumpla esta tarea, es imprescindible que las personas estén dispuestas a construir un “mundo transparente para la verdad”, lo que solo puede lograrse mediante el diálogo y la comprensión profunda del otro.
El diálogo, según Arendt, no es solo una herramienta de intercambio, sino la vía para ampliar nuestro pensamiento y enriquecerlo con las experiencias y opiniones ajenas. Así, el juicio político se fortalece y se orienta hacia el bien común, permitiendo a la sociedad reconciliarse con su realidad y buscar soluciones colectivas a sus problemas.
Últimamente estamos asistiendo a un deterioro de las instituciones que no lo facilita, la generación de desconfianza hacia la clase política, la falta de respeto a la ciudadanía, la descalificación y los insultos que estamos viviendo a todos los niveles, nos alejan de lo esencial, del desarrollo de una adecuada política social donde las personas obtengamos las respuestas a nuestras necesidades. Es evidente que hay que cortar por lo sano. No pueden estar al frente de partidos políticos, ni corruptos, ni prevaricadores, ni malversadores de fondos públicos, no se debe proteger en las organizaciones políticas a personas que han usado el dinero público, que es de todos, para su interés personal, saltándose la ley, malversando o prevaricando.
Innovación social y colaboración ante los retos actuales
La innovación social no puede surgir del aislamiento ni de la imposición unilateral de políticas. Los retos de la migración, los mayores, la baja natalidad y el desempleo requieren respuestas flexibles y adaptadas. También consensuadas. Ejemplo de ello es;
• La integración de migrantes que demanda políticas activas de inclusión, diseñadas con la participación tanto de las comunidades receptoras como de las personas migrantes.
• El reto de la baja natalidad y el envejecimiento, que exige repensar los servicios sociales, la conciliación laboral y familiar, y la dignidad en el envejecimiento, especialmente para la generación del baby boom, que tanto ha contribuido al desarrollo del país.
• El desempleo juvenil y de mayores de 50 años, que no se resolverá sin diálogo entre empresas, sindicatos, administraciones y los propios afectados, para diseñar itinerarios de formación, recualificación y empleo adaptados a cada grupo.
La España despoblada: una oportunidad de reconstrucción social
La despoblación de provincias y pueblos no es solo un problema demográfico, sino una oportunidad para repensar el modelo territorial y social de España. La revitalización de la España vacía debe abordarse como un proyecto colectivo, donde el diálogo entre administraciones, sociedad civil y sector privado permita identificar recursos, necesidades y oportunidades de desarrollo sostenible y repoblación.
No debemos permitir que pueblos y capitales provinciales se desvanezcan en el caos político. La colaboración y la innovación social, impulsadas desde el diálogo, pueden convertir a la España despoblada en parte de la solución a los grandes desafíos nacionales: atrayendo población, generando empleo y garantizando servicios públicos de calidad.
Como recuerda Arendt, es el “corazón comprensivo” y la imaginación política lo que permite salvar los abismos que nos separan y comprender los problemas del otro como propios. La España del futuro se construirá en común, o no será.
Opinión de Yolanda Martínez Urbina