Pregunta: Yolanda, ¿cómo definiría la situación actual de la vivienda en el medio rural español y sus vínculos con necesidades urbanas?
Respuesta: Nos encontramos en un contexto muy diverso, donde la problemática de la vivienda se muestra de manera diferente a lo que ocurre en las ciudades. En el medio rural hay abundancia de viviendas vacías, la mayoría de ellas no adaptadas a condiciones de habitabilidad y en lugares donde no siempre existe la infraestructura, los servicios o las oportunidades necesarias para que las familias puedan asentarse y prosperar. A esta realidad rural urbana se suma la situación de muchas familias urbanas o personas individuales vulnerables que, tras años de crisis, arrastran deudas o dificultades para acceder a financiación en condiciones justas. Normalmente, la banca ofrece mejores condiciones de salida a grandes deudores empresariales que a personas con vulnerabilidad social porque no existe una legislación clara, con una visión integral centrada en la persona, que realmente ampare a un gran porcentaje de la población nacional al que se le ha dejado de la mano de Dios.

Pregunta: Se habla poco de las quitas a familias vulnerables. ¿Qué opina de este silencio institucional?
Respuesta: Es un tema incómodo, sin embargo son una opción para dar la posibilidad de comenzar de cero, aunque suelen ser la excepción o requerir de procesos largos. Tanto la administración como las entidades bancarias deberían asumir que la condonación parcial de deuda a personas con algún tipo de vulnerabilidad son una herramienta fundamental para garantizar la estabilidad y el arraigo. Si queremos combatir la despoblación y dar respuesta realista a las necesidades de las familias, necesitamos un enfoque más humano y menos burocrático, que trate a las personas con dignidad, y vincule el ámbito urbano con el rural, para hacer crecer las oportunidades donde ahora mismo escasean.
Pregunta: ¿Cuáles son las principales diferencias entre el acceso a vivienda en el campo y en la ciudad?
Respuesta: En la ciudad, el problema fundamental es el precio y la falta de oferta asequible; muchas personas dedican la mayor parte de su salario a pagar un alquiler o una hipoteca. En el campo, la vivienda puede ser más accesible, pero faltan servicios básicos, empleo, y una red de apoyo sólida para las personas nuevas que deciden asentarse y que supondrían el impulso de muchas comunidades rurales. Además, muchas viviendas están deshabitadas o requieren grandes inversiones en rehabilitación. Son realidades distintas, pero igualmente complejas. El reto es lograr que vivir en un pueblo sea una opción viable y atractiva para las familias jóvenes, para quienes desean reconstruir su vida lejos de la presión urbana o para los que deseamos vivir combinando un estilo de vida pueblo-ciudad, del que siempre he sido defensora.
Pregunta: ¿Qué retos particulares enfrentan las mujeres rurales en este asunto?
Respuesta: Las mujeres rurales sostienen la vida y la economía de nuestros pueblos, pero suelen estar más expuestas a la precariedad económica y a la falta de recursos propios. Tienen mayor dificultad para acceder a financiación y, en caso de problemas de vivienda o deuda, disponen de menos apoyos institucionales. Por eso, cualquier política social de vivienda y reestructuración de deuda debe tener una mirada de género y priorizar el fortalecimiento económico de las mujeres.
Pregunta: ¿Qué demanda a las instituciones y a la sociedad?
Respuesta: Que apuesten por políticas integrales sociales y valientes, centradas en las personas. Es imprescindible facilitar la condonación parcial de deuda a personas y familias vulnerables, invertir en infraestructuras y servicios en el medio rural, y reconocer el papel crucial de la mujer en la sostenibilidad de nuestros pueblos. La igualdad de oportunidades es la base para que el futuro sea realmente esperanzador para todos los territorios.
Pregunta: Para quienes todavía dudan si dar el paso y volver al pueblo, ¿qué mensaje les trasladaría?
Respuesta: Que el medio rural está lleno de posibilidades y de comunidades con mucho que ofrecer. Los pueblos no son parques temáticos a los que acudir solo en las fiestas para disfrutar o dejarse ver, son lugares donde se puede vivir una segunda oportunidad. Con el esfuerzo colectivo, la colaboración en red y el compromiso de todos los agentes sociales e institucionales, se puede construir un futuro digno, estable y lleno de oportunidades, también en los pequeños municipios.