A dónde ir, en Cuenca, en Febrerillo el loco
La Candelaria, San Blas, Santa Águeda, Los Quintos, Jueves Lardero, Carnavales y las Ánimas
El listado de lugares a los que visitar se hace largo porque, no solo son los que citamos, si no que, según la festividad, se propaga por toda la geografía conquense.
La Candelaria, además de en Almonacid del Marquesado, se celebra en Zarza de Tajo, La Almarcha, Villaverde y Pasaconsol, Las Mesas, Villanueva de Guadamejud, Cervera del Llano, Ledaña, Pajares, San Lorenzo de la Parrilla, Las Majadas, Torralba, Villar de Olalla, Pajares y Altarejos.
San Blas, nuevamente, tiene cita en Almonacid del Marquesao pero, además, lo festejan, y de qué forma, en Villanueva de Guadamejud, Tribaldos, Saelices, Villamayor de Santiago, Albalate de las Nogueras, Cañaveruelas, Castejón y en La Peraleja.
Santa Águeda centra el interés de Pinarejo.
Para la segunda semana de febrero, Los Quintos se hacen los amos de Villalpardo.
Jueves Lardero sigue siendo tradicional en todos nuestros pueblos aunque, de todos ellos, destaquemos Iniesta, Buendía o Cuenca capital.
Los Carnavales comienzan el jueves 27 de febrero y finalizan el día 5 de marzo, Miércoles de Ceniza. Son especiales los de Motilla del Palancar, Quintanar del Rey, San Clemente, Tarancón…
Cofradías de Ánimas, tan ligadas al Carnaval, cobran especial importancia en Gascueña, Villarejo Peristeban, Zafra de Záncara y su “Ánima sola”, Rada de Haro, Las Pedroñeras, Albaladejo del Cuende y los “Ramreros”, El Pedernoso, Cardenete, Carboneras de Guadazaón, La Almarcha o Cuevas de Velasco.
La Candelaria
En Zarza de Tajo, los Mayordomos, mayordomas este año, protagonizan la fiesta recayendo en ellas el peso organizativo de las mismas porque, parte de sus cometidos, incluye hacer la torta para la Virgen, recoger el ramo y disponer la procesión de La Candelaria por calles y plazas de la localidad. Uno de ellos, Juan García, nos lo explicaba así hace unos 15 años: nuestra labor comienza cada año con la venta de lotería de Navidad, luego sigue el contacto con las empresas colaboradoras que desean anunciarse en el programa de festejos y ya, todo viene rodado pero seguro que la actividad más deseada aunque sea la que necesite más trabajo, es la más tradicional y la que da fe del carácter del pueblo y de su devoción a la Virgen y me estoy refiriendo a la elaboración de la torta de la Candelaria. Un proceso que comenzó la semana pasada. Llevamos a la panadería de Valentín (hoy ya no existe esa panadería y, las mayordomas, confeccionan la torta en un local cercano a la parroquia) más de cincuenta docenas de huevos, por dar una cifra, y aguardiente en cantidad y, él, tuvo a bien el regalarnos la harina que necesitábamos más o menos 350 kilos. Lo puso a mover en la batidora, se hizo la masa, la cortamos en cuadradillos pequeños a los que llamamos fideos y, cuando todo está dispuesto y el aceite hirviendo, vamos friéndolos hasta que no queda uno. Salen sobre unos cuatrocientos kilos que quedan terminados en un par de días. A continuación, se prepara la miel en su punto de calor, la Cocha que decimos nosotros para ir añadiendo posteriormente los trocitos fritos y conseguir la cuaja ideal: 20 kg de miel por 27 o 28 kg de fideos que llevamos a unos cajones rectangulares en donde se aplastan para que, en el interior, no queden huecos.
Son fiestas patronales, las de Zarza de Tajo, que incluyen para el viernes el recibimiento a la banda de música de Fuentidueña de Tajo, la ofrenda floral a las seis y media de la tarde, los torillos infantiles de fuego y la Salve a las once de la noche.
Para el sábado, día 1, la citada banda ofrecerá un pasacalles que finalizará a las doce para la celebración de la misa porque, la procesión con la patrona, será a las seis de la tarde dejando, para las doce de la noche, la Salve, los fuegos artificiales y la verbena.
Nos queda el domingo con la diana, a las diez de la mañana, la procesión y la misa a eso de las once, la tradicional almoneda de las doce del mediodía y el baile de las cinco de la tarde porque, el lunes, quedará la misa de difuntos y la comida de hermandad con la traca final.
Vídeo realizado por Pablo Ricote
SAN BLAS
Quizás sea La Endiablada, de Almonacid del Marquesado, la fiesta más conocida, la más popular por haber sido, desde siempre, la que más se ha publicitado en medios nacionales como TVE (Un, Dos, Tres Responda otra vez) o el propio NODO. Son los Diablos, emparentados con los botargas de Guadalajara, los que protagonizan la fiesta. Diablos que actúan a las órdenes del Diablo Mayor, y danzantes que lo hacen con su Alcalde de Danza.
Nodo del año 1964 con guion de Julio Caro Baroja y la voz de Fernando Rey. El documental fue dirigido por Pío Caro.
En Santa Cruz de Moya, la fiesta de San Blas, sus fiestas patronales, se prolongan hasta el sábado 8 de febrero incluyendo, en su programación las hogueras en honor a la Virgen de la Candelaria y San Blas, misas, procesiones y el reparto de caridad dejando, para el día 8, las actividades infantiles, la subasta de los rollos y el pasacalles.
Enrique Buendía, en un reportaje realizado en los primeros años del presente siglo, escribía así las vivencias de la fiesta: “voy a la iglesia parroquial, un espacio pequeño, con dos naves, destacando en una de ellas la capilla con la imagen de San Blas rebosante de panes. Son los rollos de la Caridad, me dicen.
En el primer banco de la iglesia me fijo en la presencia de tres personas que llevan unos distintivos que indican su importancia en el desarrollo de la fiesta. Son los cargos que se identifican por su modo de vestir y los objetos que llevan que bien pudieran ser un recuerdo de aquellos que eran usados, en siglos pasados, por los soldados que hacían guardia en el castillo vigilando la frontera castellana del Turia. Cargos o mayordomos, hombres o mujeres que son los organizadores de la fiesta: un capitán que lleva un sombrero y, como banda, un mantón de Manila cruzado por el pecho como distintivo ostentando la representación de sus compañeros. A su lado está el portador del chuzo o alabarda vestido de forma tradicional, cubierta su cabeza con un sombrero con el que hará las reverencias, frente al capitán, cuando vaya a hacer su exhibición y, en el otro lado, contemplo la figura del tercer cargo: el que lleva la bandera, la enseña representativa del pueblo que será el encargado de correrla en la plaza. Falta una cuarta persona que luego la vería en la procesión: el paje, un niño, acompañando al capitán, vestido como él, y que en vez de un sombrero lleva un pañuelo colocado a la cabeza.
La procesión se ha puesto en marcha en dirección a la Plaza Mayor donde se ha colocado la imagen de San Blas y donde tendrán lugar las “relaciones”: versos, dándole gracias por los favores recibidos en el año.
Los mayordomos han empezado a exhibir los objetos que les son representativos, el ritual que comporta que, antes de empezar su demostración, cada cargo salude a su capitán y a la imagen de San Blas con una reverencia. El capitán le devuelve el gesto, inclinando la cabeza y quitándose el sombrero, como si concediera el oportuno permiso para empezar el movimiento de la bandera por encima de su cabeza con destreza y vigor. Con el mismo ritual ha procedido el cargo portador del chuzo, la alabarda, que ha ido volteándola en el aire con gran habilidad entre los aplausos de los presentes y la alegría de familiares.
Finalizado el acto, en la plaza, la procesión con San Blas ha seguido su recorrido hasta la iglesia. Todo en unas fiestas que, antes, terminaban con el día conocido como de los toros que, en la actualidad, se ha perdido y que consistía en que un hombre, disfrazado de toro y con unos cuernos, se dedicaba a perseguir a las mujeres en la plaza y simulaba una especie de corrida en la que no faltaban personas montadas en burros y vestidos de picadores”
SANTA ÁGUEDA
Al pasar por la plaza Mayor de Pinarejo, todavía se observan restos de la hoguera encendida, la víspera, después de acabar la salve de acción de gracias a la patrona al lado de la cual, sólo se pudo disfrutar del fuego purificador y del calor de la leña quemada, con sus ascuas, donde se asaron diferentes viandas.
A la puerta del templo parroquial, Enrique Buendía, en su serie de reportajes del 2007, escribe que “me encuentro con Olegario quien me cuenta que, las gentes de Pinarejo, años atrás, tenían por costumbre hacer para estas fechas unos rollos anisados a los que daban el nombre de caridad para, así, obsequiar a familiares y amigos.
Ya en el interior de la iglesia, los fieles han cantado el himno del que se recoge estas estrofas:
viva Santa Águeda, nuestra Patrona,
que en Pinarejo tiene su altar y reina,
siempre triunfante Cristo, en nuestro pueblo noble y leal
inmediatamente, sus devotos han iniciado la procesión: hoy nos ocupamos de llevarla los que pertenecemos a la Hermandad me dicen. Solo falta la cita a las personas enfermas e impedidas y, por eso, en algunas puertas de las casas es detenida la imagen de Santa Águeda, un instante apenas pero suficiente y, otra vez, adelante nuevamente, también, hay parada en los cruces de las calles para que la imagen patronal pueda mirar hasta el final de las mismas
Vídeo de Antonio María Domenech
Los Quintos en Villalpardo
Cada año, los quintos y quintas de Villalpardo siguen celebrando la entrega del gorro y el día del pollo en la segunda semana de febrero. La desaparición del servicio militar obligatorio, la mili, no ha acabado en esta localidad con esta costumbre festiva que se viene haciendo cada año desde tiempo inmemorial. Ya nosotros, y nuestros abuelos, lo hacíamos así aunque ahora los quintos son algo más tranquilos.
Después de la entrega del gorro, escribe Enrique, “cada mozo tiene la costumbre de quemar 70 a 90 docenas de carretillas de petardos en una actividad nocturna que se inicia en clave gastronómica ya que, los quintos salientes, invitan a cenar a los entrantes en una cena de mucho jolgorio en la que no faltan algunas novatadas hacia los nuevos como la de pintarles la cara.
Al acabar, y bien protegidos los cuerpos con vestimentas adecuadas, se fueron todos a la Plaza Mayor para el comienzo de la ruidosa despedida a los salientes. Primero hubo un castillo de fuegos artificiales concluyendo con la entrega del gorro a los novatos y, a partir de esos momentos, la plaza de Villalpardo comenzó a vestirse de ruido, luz y color y mucho humo. Todo ello al compás de las carretillas de petardos quemadas y del griterío de los presentes dando, así, inicio a una noche atronadora a la que a golpe de tracas y sonidos de caracola y almirez, las quintas y quintos y sus acompañantes iniciaron las vueltas al pueblo, actividad que duraría hasta el amanecer mientras las madres limpiaban los restos de las carretillas en la Plaza Mayor e, inmediatamente, se iban a preparar el desayuno y, después, la paella en el día del pollo dedicado por los quintos a pedir dinero para su gasto por las casas y calles de la localidad. Durante el año, estos quintos deberán poner la Enramá, a la puerta de la iglesia, el Domingo de Resurrección, así como cantar el mayo a la Virgen y a las mozas del pueblo y ser los majos y majas en las fiestas patronales de San Pedro”.
JUEVES LARDEO
En Minglanilla, ese día la gente del pueblo va al mercado a comprar alimentos para comer o merendar. Andando, o en cualquier vehículo, se desplazan a algunos campos cercanos o a la ermita de Santa Bárbara. Los niños y niñas del pueblo se juntan por edades para comer tortas con chorizo y bacon y unas gominolas.
Alconchel de la Estrella invita a que salgan al campo para disfrutar de una jornada de alegres diversiones siendo típico llevar y comer el tradicional hornazo y las hojuelas.
En Salvacañete los jóvenes pasan el día en el campo, en un lugar junto al río, comiendo fritos de cerdo, chorizos etc
El día inicial del Carnaval, en Iniesta, es el Jueves Lardero en el que los vecinos van en pequeños grupos al campo a comer y disfrutar. No faltan en sus mochilas los típicos hornazos: tortas hechas con masa de pan y aceite, complementadas con huevo cocido y un chorizo. El sábado, es el día principal con un gran desfile de carrozas en el que participan cerca de dos mil personas para terminar en el parque Ruiz Díaz donde, el Ayuntamiento, invita a una merienda.
Buendía comienza la actividad en el Jueves Lardero donde, niños y mayores, salen a comer al campo las tortillas de patata acompañadas de chorizos caseros y pan. El día principal del carnaval es el martes en el que, todo el pueblo, se llena de mascaritas como son conocidas allí las personas que se disfraza y participan en un original desfile y, luego se merienda a base de chocolate con tortas. En el Miércoles de Ceniza, una vez que la sardina es llevada en procesión por las calles del pueblo, se quema y, otra vez, los asistentes disponen de bocadillos, sardinas y refrescos que permiten que el final sea por lo menos más feliz
Carnaval
El Carnaval de Minglanilla es una de las manifestaciones populares más participativas de cuantas se celebran en la localidad y tiene, desde 1988, una asociación vecinal encargada de todo lo que a él se refiere.
Quintanar del Rey ha estado viviendo desde la festividad de los Reyes en continua preparación del Carnaval llenando sus ratos de tiempo y ocio en ver y disponer el modo de disfrazarse para las máscaras invernales de este año. El pueblo quintanareño deja estas fechas su trabajo para gozar de la fiesta por excelencia, del disfraz y la máscara: “nunca, a pesar de las prohibiciones propias de la época de la posguerra, dejó de celebrarse este carnaval aunque, a veces, hubiera que correr y esconderse por la proximidad de la Guardia Civil pero ello le daba un aliciente mayor al hecho carnavalero”, nos decían el pasado año a pie de calle.
En San Clemente, todas las actividades que tienen lugar en la celebración del Carnaval son organizadas por una junta de comparsas establecida, contando con la colaboración económica y de apoyo del Ayuntamiento.
Cofradías de Ánimas en Carnaval
En Las Pedroñeras, capital mundial del ajo, se mezclan y conviven dos actitudes de comportamientos en estos días: la lúdica y desenfadada del Carnaval y la piadosa y seria de la Cofradía de las benditas ánimas del purgatorio que ofrecerá aspectos como el Judas, otro cofrade vestido de forma muy llamativa, que solicita de los fieles asistentes a la misa una limosna mientras que, los diablos, hacen lo mismo en las esquinas de las calles adyacentes a la parroquia.
En Albaladejo del Cuende sonará otra vez la ranra, la señal de que los animeros están ya por la calle ahuyentando los malos espíritus.
En Cuevas de Velasco mantienen una hermandad de ánimas dedicada, en estas fechas del Carnaval, a contrarrestar el escándalo y la permisividad de los comportamientos del vecindario en los siglos pasados. La Hermandad, conforme ahora funciona, proviene de una reforma realizada en 1912 que se organiza a la manera militar, siendo sus miembros representativos personas a las que se conoce como animeros, que tiene en el capitán la dirección y el bastón de mando.
En Gascueña, la Hermandad está compuesta por una quincena de personas: los oficiales, capitán, teniente, alférez, sargento…, los ‘reformados’ que ya cumplieron su presencia en la oficialidad y otros miembros, mujeres y hombres, casi todos mayores de setenta años.
El Ánima de Zafra de Záncara pertenece a la Hermandad de la que son componentes un número de varones limitado, no más de catorce. Se producen rezos a las ánimas y subastas de la que saldrá el Ánima que tendrá que vestir de blanco total, incluido el capuz que tapa su cabeza, llevando una calavera en sus manos con la obligación de visitar, sin apenas descanso, todas las casas habitadas del pueblo, en la noche.
Referente al ánima en Carboneras de Guadazaón, lo cuenta Enrique Buendía en su libro “Diario íntimo de un buscador de fiestas”: Virgilio, desde el interior del templo ha salido a mi llamada y, con un corro de niños llegados a la placeta de la iglesia, me pone en antecedentes de lo que va a ocurrir. Hay misa pero no va a entrar nadie si no pagan una cantidad o, si antes, Juan José, el sacerdote, no mata con su cruz al diablo que va vestido con un traje de retales hecho de tiras de colores llevando en sus manos una porra y una castañuela grande. Tapa su cabeza con una máscara estrambótica y, a su lado, van dos animeros con una manta de pastores colgada en el hombro para recoger el dinero y otros productos que los vecinos van entregando».
DOMINGO DE PIÑATA
El Domingo de Piñata, en Tarancón, se recuperó para su disfrute en 1981 y se ha convertido en la actualidad en uno de los acontecimientos más vistosos del Carnaval de la provincia, sobre todo por la gran participación y calidad de quienes desfilan.
Gabriel Fernández, pregonero del Carnaval de ese año, hablaba de la excelencia y cantidad de comparsas y participantes. «Me contaría», dice Enrique Buendía, «como, en su pregón, quiso recordar su vivencias de años atrás cuando los disfraces de los grupos (ahora muchos se diseñan sobre catálogo y se compran hechos) nos los hacíamos nosotros estando más de un mes preparándolos lo que originaba un ambiente de amistad grande entre quienes formábamos esos grupos. Muy cerca de donde nos encontramos estaba el jurado calificador de los premios que iba a otorgar la organización y, por allí , pudimos ver pasar más de sesenta comparsas, algo así como más de dos mil personas disfrazadas».
Vídeo realizado por Soy de Tarancón en 2022