El Ayuntamiento de Cuenca ha empezado a construir una pasarela bajo el puente de la Trinidad, para lo cual ha procedido a la destrucción con motosierra de árboles con muchos años de antigüedad en el parque del Huécar. La drástica medida de arrancar unos árboles que forman parte del patrimonio natural de la ciudad para construir una pasarela es una muestra de la incapacidad adiestrada de la corporación municipal. Además de incapacidad la destrucción emite a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, con lo cual se está contaminando y creando una zona de altas emisiones que perjudica la calidad del aire.
El Ayuntamiento está obligado por ley a cuidar y proteger los árboles urbanos porque proporcionan múltiples beneficios para la ciudad y sus habitantes. Los árboles embellecen la ciudad y purifican el aire, sirven como barreras contra el ruido, fabrican oxígeno y nos ayudan a ahorrar energía refrescándonos con su sombra en el verano. Son variadas las formas en que los árboles contribuyen a hacer que Cuenca sea social, económica y ambientalmente más sostenible.
Los árboles destruidos en el parque del Huécar jugaban un papel muy importante en la mitigación del cambio climático. Cualquiera de esos árboles talados con motosierra y arrancados puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año, porque los árboles urbanos son excelentes filtros de contaminantes y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza.
Los árboles abatidos contribuían a mejorar la calidad del aire y hacer que la ciudad de Cuenca sea un lugar más saludable para vivir. Las investigaciones muestran que vivir en espacios verdes urbanos puede mejorar la salud física y mental, disminuir la presión arterial, el estrés y contribuye al bienestar de las comunidades urbanas. Por este motivo sería muy valioso para Cuenca contar con un Ayuntamiento capaz que gestione con decencia una infraestructura verde bien planificada, que haga la ciudad más sostenible, mejore la calidad de vida, la adapte al cambio climático, reduzca el riesgo de desastres y conserve los ecosistemas.
El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, ha justificado la destrucción de los árboles con el torpe argumento de que es necesaria para poder realizar una rampa para personas con discapacidad. Es una infamia utilizar la situación de discapacidad como pretexto de la destrucción, cuando debido a la proverbial incompetencia municipal las personas discapacitadas tienen dificultades para acceder al Casco histórico, a edificios públicos, bares, comercios y transitar por calles y aceras (https://www.vocesdecuenca.
Opinión de Fernando Casas Mínguez