Tras el reciente fallecimiento del maestro Gustavo Torner a los 100 años, el mundo del arte vuelve la mirada a un legado tan diverso como profundo, un universo creativo que transformó la abstracción española y dejó una huella imborrable en el paisaje y la cultura de Cuenca y de España. Su obra, que abarcó desde la pintura y la escultura hasta el diseño y la intervención arquitectónica, es un testimonio de su inagotable capacidad para dialogar con la materia, la luz y el espacio.
Un recorrido por su trayectoria es un viaje por la historia del arte contemporáneo español, jalonado por piezas y proyectos que hoy son considerados icónicos.
Del Lienzo a la Materia: Pinturas y Esculturas Clave
En sus inicios, Torner exploró los límites del informalismo matérico. Obras como La piel de la tierra (1961) son un ejemplo perfecto de esta etapa, donde la superficie del cuadro se convierte en un relieve geológico, un paisaje abstracto que evoca la naturaleza conquense con una fuerza casi telúrica.
Su evolución le llevó a un lenguaje más depurado y reflexivo, a menudo en diálogo con la historia del arte. Una de sus obras más célebres, El martirio de San Mateo (1969), es una reinterpretación abstracta del famoso cuadro de Caravaggio, donde Torner traduce la tensión y el drama barroco en un magistral juego de formas geométricas, vacíos y materia.
En el campo de la escultura, sus «móviles» y sus obras de metal reflejan una búsqueda constante del equilibrio y el movimiento. Piezas como Hombre-Nube exploran la levedad dentro de la solidez del material, creando formas que parecen flotar en el espacio y que se han convertido en un sello reconocible de su producción.
El Artista que Moldeó la Ciudad
Si bien su obra de museo es fundamental, el genio de Torner se expandió más allá de las galerías para integrarse en el tejido mismo de su amada Cuenca. Quizás el ejemplo más espectacular sean las vidrieras de la Catedral de Cuenca, un proyecto monumental que sustituyó a las destruidas en la Guerra Civil. Lejos de la figuración tradicional, Torner diseñó unas vidrieras abstractas que inundan el templo gótico de una luz mística y contemporánea, en una de las intervenciones artísticas más audaces y a la vez respetuosas realizadas en un edificio histórico en España.
Asimismo, en el corazón del casco antiguo, su Monumento a la Constitución (1985) en la Plaza de Mangana no es una escultura al uso, sino una intervención espacial que reordena el entorno con muros de hormigón y formas geométricas, creando un lugar de reflexión cívica y estética.
Diseño y Espacios para el Arte
La visión de Torner trascendía el objeto artístico para abarcar el espacio que lo contiene. Su faceta como diseñador alcanzó una cima en el Pabellón de España de la Exposición Universal de Sevilla ’92, donde su elegante diseño interior creó un ambiente sobrio y solemne que fue aplaudido internacionalmente.
Pero su gran proyecto vital fue, sin duda, la creación del Museo de Arte Abstracto Español en las Casas Colgadas, junto a Fernando Zóbel. Torner no solo fue uno de los artistas fundadores, sino que fue el responsable de su museografía, diseñando un espacio que se convirtió en un modelo de referencia por su perfecta simbiosis entre la arquitectura popular y la vanguardia artística. Su propio legado tiene un santuario en el Espacio Torner, la antigua iglesia de San Pablo que él mismo rehabilitó para acoger su colección personal, demostrando una vez más su maestría para hacer dialogar el arte contemporáneo con la arquitectura histórica.
El adiós de Gustavo Torner deja un silencio, pero sus obras permanecen como faros de creatividad. Desde la intimidad de un lienzo hasta la luz que atraviesa una catedral, su arte sigue hablando, invitando a ver el mundo a través de su mirada única y transformadora.