La osa Paca ha sido sacrificada este jueves para evitarle un mayor sufrimiento, debido a la artrosis que padecía como consecuencia de su avanzada edad. Junto a su hermana Tola, se convirtió en un símbolo de la recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica, tras quedar huérfanas cuando unos furtivos mataron a su madre hace más de treinta años.
Paca, tal y como informa Rtve, alcanzó los 36 años, mientras que los osos pardos en libertad apenas suelen superar los 20 años de vida. La evaluación veterinaria señalaba que «presentaba una dificultad motora creciente, con diagnóstico presuntivo de artrosis», problema que se agudizó el otoño pasado.
Para paliar las molestias que le ocasionaban sus problemas de salud, Paca ha recibido en los últimos años distintos tratamientos pautados por el servicio veterinario, el cual además ha hecho un seguimiento médico permanente a la osa. En los últimos días, su situación empeoró, mostrando “aparente incapacidad de movimiento, inapetencia y anorexia”. De esta forma, el último informe concluyó que “la situación actual no es compatible con una calidad de vida aceptable”, para la osa.
Las huérfanas Paca y Tola despertaron conciencias
Paca y Tola, fallecida en 2018 a los 29 años, se convirtieron en un símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo, especie en peligro de extinción, desde que fueron entregadas al Fondo Asturiano para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS) en junio de 1989, cuando tenían cinco meses.
Posteriormente, las osas, tras permanecer acogidas durante algún tiempo en Cataluña, vivieron durante cinco años en el Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo, en Cuenca, hasta que el Gobierno asturiano habilitó el cercado en el que convivieron durante años: la Casa del Oso de Proaza.
En mayo de 1996 regresaron a Asturias. Ante la imposibilidad de que las osas pudieran sobrevivir en libertad, la Fundación Oso de Asturias (FOA) se hizo cargo de ellas.
La presencia de Paca y Tola en los cercados oseros y su propia historia «despertó conciencias y favoreció la puesta en marcha de un plan para la recuperación de la especie —con alrededor de 370 ejemplares, según datos del último censo en 2020— que, sin embargo, continúa todavía en peligro de extinción«, recuerdan desde la FOA.