La polémica sobre el ferrocarril, ha dado lugar a que los representantes de los dos partidos políticos que han venido detentando el poder en la región, se echen en cara sus incumplimientos y su excepcional incompetencia. En medio de este espectáculo de interminables reproches, la gran perjudicada es Cuenca.
Hace años, la provincia se quedó sin la proyectada autovía de Teruel, porque el PP no quiso que se hiciera, siguiendo órdenes Madrid. Y en estos días, parece que el PSOE proyecta dejar a la provincia sin la línea de ferrocarril, porque es lo que pretende el Ministerio, admite Toledo y aceptan con entusiasmo los dirigentes socialistas del lugar.
Es muy importante que la ciudadanía de Cuenca tenga claro que, si dejaran a la provincia sin la línea de ferrocarril convencional, sería debido a que las Cortes y el Gobierno de Castilla-La Mancha han decidido no mover un dedo. Si la Junta de Comunidades, tuviera algún interés y llevara a cabo las actuaciones oportunas, la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia no se desmantelaría.
Es obvio, que el gobierno de García-Page podría invertir los fondos estatales y europeos recibidos, en la electrificación y renovación de la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia, quitando así argumentos a los «salvapueblos» (de los que habla Page), que ven una oportunidad política en la despoblación.
La inversión en Cuenca sería una estrategia clave frente a la despoblación porque, como apuntó el vicepresidente del gobierno regional Martínez Guijarro, las comunicaciones por ferrocarril son “vitales para la vertebración y la fijación de la población del territorio”.
No cabe duda de que el gobierno regional podría mantener el ferrocarril de Madrid-Cuenca-Valencia, con tanta justificación como la línea de Hellín-Cartagena. Una línea férrea que sigue ahí, porque la Junta consiguió que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana no la desmantelara, perjudicando a la Comarca de Hellín y de Murcia.
Es importante el precedente de Hellín, porque muestra que los grupos políticos pueden ponerse de acuerdo y aprobar por unanimidad una Proposición no de Ley del Grupo Popular, para mantener el ferrocarril, exigiendo que la línea de Hellín “se incluya dentro de las obligaciones de servicio público”, garantizando así su persistencia.
Que todos los grupos políticos se hicieran eco del deseo de la ciudadanía de Albacete, en septiembre del año 2021, fue un hecho histórico en Castilla-La Mancha, pero limitado a una provincia. El vicepresidente del gobierno regional subrayó lo que tenía de histórico diciendo, que la generosidad de todos los partidos resultó fundamental, para mantener viva la esperanza de “crecimiento con el tren”, que exigía la ciudadanía de Hellín.
Sin embargo, Martínez Guijarro pasó por alto que esta generosidad con Hellín, constituía una discriminación histórica hacia Cuenca por parte de los partidos de la región ¿Por qué la Junta generosa con Albacete, parece tan dispuesta a destruir, en la provincia de Cuenca, la esperanza de crecimiento con el tren? ¿Por qué la Junta prefiere tachar con una cruz a la provincia, proponiendo un improvisado plan XCuenca, para que siga siendo la más atrasada de la región?
Quizá el drama de Cuenca se debe, a que los políticos de los dos partidos que se turnan en el poder, actúan como si fueran los enemigos de la ciudadanía. En vez de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad de individuos y grupos sean reales y efectivas, se ensañan con las gentes de esta provincia abandonada y con poca representación en las Cortes. No actúan para remover los obstáculos que facilitan la participación, sino para tachar y vulnerar sus derechos, en detrimento de la dignidad de unas personas, en situación de desventaja para defenderse.
La desgracia de Cuenca, no procede de que tenga deseos desmesurados, imposibles de cumplir. Sus reivindicaciones por la electrificación del ferrocarril, el desarrollo sostenible y una distribución equitativa de los fondos europeos (dando más, a quien menos tiene), de acuerdo con los objetivos de la agenda 2030, son justas y razonables. Pero los servidores públicos, elegidos por el pueblo soberano, no actúan con decencia, son miopes, y prefieren atender la demanda de los empresarios de la CEOE-CEPYME.
Es un disparate que, a costa de la ciudadanía que les votó, los del PSOE apoyen a los empresarios de la CEOE-CEPYME que, por afán de negocio, piden al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana que no invierta en la línea del ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia, para dar el pelotazo (ganancia fácil y rápida). Es preocupante que el PSOE, abusando del poder, facilite la especulación de terrenos públicos (propiedad de todos los ciudadanos), ocasionando injusticia, mucha decepción, frustración y desgracia entre las gentes de una provincia despoblada.
La ciudadanía de la provincia de Cuenca no debe aceptar que la situación siga degradándose. Es indispensable que quienes aman Cuenca y la provincia se impliquen más en la vida política y, con coraje cívico, ejerzan sus derechos de participación política, para recordar a la Junta que su primer objetivo, según los Estatutos de Autonomía, es superar los desequilibrios territoriales existentes, para cumplir con el principio constitucional de solidaridad.