El Gobierno de Castilla-La Mancha emite mensajes contradictorios. En Pozuelo de Calatrava, el presidente Page y el vicepresidente Caballero, hablaron de “Espacios de vida para la vida” al inaugurar las obras de la laguna ‘La Inesperada’ dentro del Geoparque ‘Volcanes de Calatrava de Ciudad Real’. Los trabajos de mejora del mar del plioceno, de origen volcánico, fueron realizados con fondos europeos para el desarrollo rural.

Sin duda está muy bien cuidar el antiguo mar del plioceno, pero sería magnífico si el Gobierno también apreciara la vida actual de las personas de la región. Lamentablemente, la vida cotidiana de la ciudadanía no se protege hoy de manera decente en Cuenca con el plan de 25 proyectos de macrogranjas. Supondrían 116.000 cerdos más en 19 municipios de la provincia, según denuncia la plataforma Pueblos Vivos.
¿Considera el Gobierno de Castilla-La Mancha que aprobando nuevas macrogranjas en Cuenca crea espacios para la vida? No es fácil entender que el Gobierno de Castilla-La Mancha favorezca la instalación de más macrogranjas en pueblos que ya las tienen. Es poco inteligente que la consejería Desarrollo Sostenible autorice proyectos en los municipios de Almonacid del Marquesado, Barchín del Hoyo, Campillos Paravientos, Carboneras de Guadazaón, Cardenete, Cervera del Llano, Gascueña, Fuentes, Huete, La Pesquera, Mariana, Montalbanejo, Pajarón, Portalrubio de Guadamejud, Priego, Villas de la Ventosa y Villaconejos.
Quizás el problema de fondo es que Page está tan obsesionado con Cataluña que se dedica a imitar a los catalanes en asuntos como las plantas residuos (caso Almonacid de Marquesado) y las macrogranjas. En vez de estar satisfecho con que Castilla-La Mancha tenga más 2,4 millones de cerdos registrados en la región quiere más. Sería un auténtico disparate que por esa fijación catalanista se instalaran más explotaciones de ganadería intensiva en los municipios castellanomanchegos hasta conseguir que el 45% sean declarados vulnerables a la contaminación por nitratos como sucede en Cataluña.
Lo más peliagudo de que Page practique el seguidismo y se deje llevar por la política ganadera de los gobiernos catalanes es que, según las autoridades sanitarias, los purines producidos por los excrementos y los orines envenenan el agua potable y constituyen un riesgo para la salud, como ha sucedido en Salmeroncillos de Abajo.
En este pueblo de la Alcarria Conquense de 98 habitantes llevan años con un serio problema de contaminación por nitratos y tienen que consumir agua embotellada para beber y cocinar. Según las analíticas realizadas, el nivel de nitratos ha llegado a ser de 128 miligramos por litro de agua, cuando el máximo permitido es de 50. El motivo de esta contaminación es que la captación del agua para consumo se hace desde un acuífero superficial a 150 metros de la balsa de purines de la explotación de porcino. ¿Cómo pudo la consejería de Desarrollo Sostenible autorizar la macrogranja de Salmeroncillos de Abajo? ¿Alguien en su sano juicio puede considerar admisible que contaminar el agua de un pueblo con 98 personas sea una manera de crear espacios para la vida?
Opinión de Fernando Casas Mínguez