El poder de la palabra es tremendo. Aunque muchas personas digan que una imagen puede valer más, y en ciertos casos es verdad, no hay que olvidar que cuanto sale de nuestra boca tiene un valor, casi siempre, un alto valor.
Y es que, amigos, la palabra es sin duda el reflejo de tus pensamientos. Con ella, no solo nos comunicamos como ejercicio de vida, sino que expresamos la voz del corazón y compartimos entre los demás, las sensaciones de nuestro acontecer. Todos sabemos que el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento porque a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería mucho menos si le faltara una gota.
Cañete, a lo largo de este otoño, ha estado de moda en esto de la palabra. Curiosamente se han dado una serie de circunstancias que potencian la ilusión de quienes sentimos el deseo de compartir proyectos, comunicar conocimiento y recrear el espíritu para nuestro sentir y el de los demás.
Y eso mismo fue lo que demostró Mónica Villarejo, una jovencísima mujer comprometida con el mundo que le ha tocado vivir; primero, consigo misma en realizar ese sueño que define el uso de la palabra mientras crea y ofrece; y luego, provocar en quienes la conocemos, ese bonito deseo de acompañar ilusiones, provocar sensaciones y generar sinergias de compromiso. El haber sido finalista en los Premios Letrama 2022 gracias a su libro “Siento no ser él” le ha permitido optar al permio Talento, participando en ese acto primoroso –que como Gala de entrega y promoción-, ha sabido portar su belleza, elegancia y sonrisa, compartiendo ilusión, alegría y palabra entre más de novecientas personas del mundo de la literatura.
Un reconocimiento merecido a una jienense que vive en Cañete, siente este lugar como suyo y le hace crecer con sus novelas. Empezando con aquella aventura increíble, donde nos enseñan –en palabras de Alfonso Molino Cruz- que la luz no es tan brillante y la oscuridad no tan oscura: “El castigo de un ángel”. Siguió narrando y aparecería “desde los ojos de un ángel” y ahora, un nuevo reto literario para quien afirma que reírte, aunque no tengas motivos para hacerlo, es lo que evita que tu corazón se haga pedazos…
Sin duda, un lujo conocerla y un placer, compartir sus inquietudes y sus valores.
Y es que Cañete tuvo también la suerte de recibir a Luz Gabás como nuevo Premio Planeta 2022 entre su público, en ese espacio de “la Serrana” donde clubes de lectura de toda la provincia, compartieron sueños literarios y hablaron de ese “Lejos de Luisiana” para volver a demostrarnos que en aquel lugar, pequeño y bello, de la Serranía de Cuenca, donde naciese el condestable Álvaro de Luna, el mismo que escribiese aquel “libro de las claras e virtuosas mujeres” y que por Cañete tiene su nombre, acoge siempre una buena palabra, siente el poder de la historia, del cuento, de la leyenda y de la novela, como premisas de sentimiento; ese mismo que sigo potenciando yo desde mi humilde escalón literario con mis títulos nuevos: “Caballeros de conquista y mujeres de armas tomar” de la editorial EDAF o este último de “El enigma de la catedral” con la castellonense HADES. Mis presentaciones, en Cuenca el pasado día 15 y en el Ateneo de Madrid, el martes 20 de este mes, no han hecho más que reforzar mi ilusión por seguir subiendo peldaños en esa escalera de la vida de un escritor que nunca dejaré de aprender.
Luz Gabás, la gran escritora, oscense, filóloga, cuentista de historias y generadora de inquietudes, se encontró feliz, entre el numeroso público –llegado desde más de diez localidades de la provincia- que acompañó toda la jornada visitó este maravilloso pueblo de la Serranía conquense, revivió las estampas históricas de su caserío, recorrió callejas y murallas, y pudo, a la tarde, compartir las alegrías, sentimientos y vivencias de una escritora que tiene en su estilo, la generosidad del encanto y el “saber estar”.
Cañete siente la palabra y en ello se basan los espíritus inquietos que siguen necesitando respirar por medio de la creación literaria. Pues que así siga siendo y de verdad, un lujo, tener entre nosotros a Mónica Villarejo Marín. ¡Enhorabuena¡
Miguel Romero Saiz