Raíces. Una tarde de verano en el Club Cuenca de Tenis hace 35 años
Francisco Rodríguez Fonseca, Adolfo Peña, Jesús Gómez de Ramón, Mariano Requena, Julián Requena, Manuel Pérez y Francisco Villar sacan adelante, en el año 1973, una idea a la que estaban dándole vueltas, años atrás, ante la falta de un lugar en el que, en Cuenca, o en sus proximidades, se creara una especie de club, abierto a socios, en el que tuvieran cabida actividades de tipo social relacionadas con el deporte de la raqueta porque, en esa época, ya eran muchos los aficionados que se quedaban perplejos con las habilidades de Nastase, Connors, Borg o con las de nuestro Manolo Orantes, heredero del otro Manolo, Santana y, todo ello, en una Cuenca rudimentaria, anterior a la explosión del ladrillo que facilitaría la creación de grandes superficies verdes, de urbanizaciones en las que, en torno a campos de tenis, piscinas y césped, los constructores edificaban viviendas como setas poniendo, como cebo, la primitiva idea de los siete magníficos que, en el año 1973, crean el Club Cuenca de Tenis en una parcela ubicada en el Pinar de Jábaga. Una longuera que se extendía desde la Cañada Real de Rodrigo Ardaz con las edificaciones, más o menos, actuales, en la que se construyó la piscina y tres pistas de tenis: dos de tennisquick y la de tierra batida. La primera pista de tierra batida en toda la provincia de Cuenca.
La visión de transformar un espacio rústico en un lugar ideal para la práctica deportiva y el disfrute familiar, incluyendo la conexión con la naturaleza, fue todo un éxito. Tanto que, familias, y familias, pasaron a engrosar el número social originando la necesidad de que, el Club, tenía que crecer como así fue. Se compraron los terrenos colindantes con la auto escuela, los que hoy tienen el frontón, la que fuera galería de tiro olímpico y lo que fue campo de fútbol y, por seguridad, e higiene, la última longuera pegada a Albaladejito.
En el año 1990, el Club Cuenca de Tenis era un hervidero social. Hemos dejado escrito que, en Cuenca, salvo la Playa o clubes como el Serranía, era un auténtico erial a la hora de encontrar un complejo que aglutinara lo que, el Club Cuenca de Tenis, ofrecía: restaurante, zona de ocio a la sombra de los pinos, piscina, pistas de tenis, frontón, campo de fútbol y, por si fuera poco, cine para niños porque hay que recordar que, el Club, años antes sensible a la demanda, compró un proyector de cine, de 35 milímetros, sonoro, que fue un completo éxito.
En ese ambiente se grabó el vídeo familiar que adjuntamos. Fue en el verano del año 1990 coincidiendo con una de esas jornadas, estivales, de tarde noche, en las que el Club refleja lo que era: un lugar de encuentro, familiar, en danza con las horas que hicieron que, nosotros,
ya no seamos los mismos.
José Luis Muñoz M.
El vídeo. Imágenes del año 1990