El pasado 21 de mayo en Ludwigshafen, Alemania, Martin Brudermüller (BASF) y Markus Krebber (RWE), acompañados por el presidente del sindicato de Industrias de Minería, Química y Energía en Alemania (IG BCE), Michael Vassiliadis, presentaron una idea del proyecto que muestra cómo la producción industrial puede volverse sostenible y estar disponible en el futuro. El proyecto prevé un parque eólico marino adicional con una capacidad de 2 gigavatios (GW) para proporcionar electricidad renovable a la planta química de Ludwigshafen y permitir la producción de hidrógeno. El objetivo es electrificar los procesos de producción de productos químicos básicos, que actualmente se basan en combustibles fósiles.
Esto implicará la utilización de tecnologías libres de CO2, como vapor calentado eléctricamente en los streamcrackers para la producción de petroquímicos. BASF ya trabaja con socios sobre el desarrollo de estas tecnologías. Para avanzar en el proyecto conjunto, los presidentes de BASF y RWE han firmado una carta de intenciones que cubre una amplia cooperación para la creación de capacidades adicionales de electricidad renovable y el uso de tecnologías innovadoras para la protección del clima.
“Juntos queremos acelerar la transición a una industria química neutra en CO2 mediante la electrificación y mediante el uso de hidrógeno sin CO2”, explican Brudermüller y Krebber. Michael Vassiliadis, presidente del sindicato de Industrias de Minería, Química y Energía (IG BCE), comenta como: “dos socios fuertes están proponiendo una transformación respetuosa con el clima y una transición energética tangible y concreta. Nosotros respaldaremos este proyecto porque puede ser un símbolo del poder innovador de la industria y sus empleados. En muchos lugares, se está trabajando con gran pasión y experiencia para dar forma a esta transformación. Merecen todo el apoyo que puedan obtener”.
Estos planes podrían suponer un ahorro de alrededor de 3,8 millones de toneladas métricas de CO2 por año, de las cuales 2,8 millones de toneladas se realizarían directamente en BASF en Ludwigshafen. Ello pone de manifiesto cómo la protección del clima y la competitividad pueden armonizarse en la industria química. No se necesitarían subvenciones públicas para la construcción del parque eólico.
Martin Brudermüller, presidente la Junta Directiva de BASF SE, destaca que “sin la disponibilidad de volúmenes suficientes de electricidad de origen renovable a precios competitivos, nuestra transformación futura no será posible. Esta tarea solo se puede lograr con una cooperación innovadora e intensa entre reguladores e industria. Y requiere colaboración en todas las cadenas de valor. En nuestra asociación entre RWE, como empresa líder en generación de energía, y BASF en productos químicos, reunimos los requisitos previos necesarios y la voluntad de dar forma a esta transformación”.
Markus Krebber, presidente de RWE, añade: “la introducción de un nuevo parque eólico marino ya en la etapa de planificación con un cliente industrial como BASF, que convertirá su producción de electricidad e hidrógeno renovable, sería el primer proyecto de esta envergadura en Alemania. La realización de nuestra propuesta representaría una verdadera aceleración de la expansión de las energías renovables. Por supuesto, todavía quedan algunas preguntas abiertas, pero queremos impulsar esto: cuanto más rápido, mejor. Así es como daremos forma a la transición energética “.