Sin demanda en la cuenca del Segura, los Ribereños recordarán la obligación de almacenar el agua en la cuenca cedente y su condición de embalses de gestión hiperanual
El infausto Memorándum de 2015 volverá a quedar retratado como herramienta política y burocrática este próximo lunes, cuando la Comisión de Explotación del Trasvase Tajo – Segura apruebe por sistema tres nuevos envíos de 60hm3 cada uno, un total de 180 hm3 en un momento en el que la cuenca del Segura no los necesita.
Para mayor despropósito, ese reciente e impostado carácter trimestral podría chocar con la presentación de las nuevas reglas de explotación, acordes por fin a los caudales ecológicos, que modificarían las cantidades trasvasables.
“El próximo lunes vamos a recibir el golpe más duro en nuestro mejor momento”, denuncia el presidente de la Asociación de Municipios Ribereños, Borja Castro, que señala el hecho de que “se va a trasvasar prácticamente lo que consume toda Castilla – La Mancha en dos años”.
Una desproporción que “pone de manifiesto la voracidad desmedida de una industria que se ha multiplicado de forma insostenible devorando el Tajo y el Mar Menor”, un problema que, advierte, “no se solucionaría con trasvases desde otras cuencas”.
La Asociación recuerda el carácter hiperanual de los embalses, “que no están diseñados para llenarse y vaciarse cada año, como sucede con otros, sino que deben aprovechar estos ciclos húmedos para garantizar el agua durante los periodos secos, que cada vez serán más frecuentes y prolongados”, explica el técnico que asistirá a la comisión, Miguel Ángel Sánchez.
53% más de agua para el Segura
En vez de gestionar correctamente este ciclo húmedo, desde la Asociación señalan que van a trasvasarse probablemente 489 hm3 cúbicos en el año hidrológico, un 53% más respecto a la media de los últimos años. Sin necesidad al otro lado de la tubería, donde también ha llovido y cuentan además con medios alternativos sufragados con el dinero de todos, como son las desaladoras. Por no mencionar las aproximadamente 17.000 balsas de riego que no se contabilizan y podrían almacenar una cantidad equivalente a la de los propios embalses de cabecera.
Por lo menos, ante la imposibilidad por ley de no aprobar ese trasvase, los Ribereños exigirán que se cumpla la Ley de Montes y mientras no sea necesaria el agua en la cuenca del Segura permanezca en sus embalses, para garantizar una lámina estable.
Confían, eso sí, en que se presenten por fin las nuevas reglas de explotación, sobre todo porque han comprobado que ya se está desembalsando hacia el Tajo para cumplir con los caudales ecológicos y las reglas todavía no son acordes, provocando un desajuste cada vez mayor absolutamente insostenible en el tiempo.