La devoción de los tres lunes de San Nicolás
Es tradición en Cuenca subir los lunes, por devoción, a visitar a San Nicolás. Al poco de enfilar la empinada cuesta de la calle de San Pedro, a su izquierda, nos topamos con el arco que da paso a esa maravillosa plaza que recibe el nombre del Santo y que es bueno recordar que en las casas que dan a la plaza, vivió el escultor, imaginero y entallador, Esteban Jamete. Romántica plaza que la decora, en su centro, la fuente de la aguadora, escultura de Leonardo Martínez Bueno.
José María Rodríguez González
En el lado norte de la plaza, la iglesia de San Nicolás de Bari, de estilo renacentista, sólo destaca su torre cuadrada. En su interior, estructura sobria y elemental, está más cerca del románico que del renacimiento, tan sólo destaca el retablo con la figura del Santo, donada por D. Ramón Falcón de Salcedo.
Cuenta la tradición, generada en Cuenca y que aún perdura la costumbre de solicitar al Santo tres gracias en la visita obligada de tres lunes consecutivos; de las tres gracias se concede una, siempre que el trayecto de subida a la iglesia se haga en silencio.
¿De dónde parte la devoción de los tres lunes?
San Nicolás es uno de los santos más populares que ha existido y, en su haber, se han ido acumulando maravillosas historias a través de los siglos. Una de esas historias es la de las tres doncellas que dio origen a la devoción de los tres lunes.
Dice así: Se decía que en la población de Mira, un vecino que tenía tres hijas se vio reducido a la más mísera pobreza y, para poder subsistir, pensó que si no cambiaba su suerte, se vería obligado a prostituir a sus tres hijas que, aún teniendo pretendientes, sin dinero no podía pagar la dote para el casamiento de ninguna de ellas. Enterado San Nicolás, sin pensarlo tomó una bolsa repleta de monedas de oro y, en la noche, la arrojó por la chimenea de la casa. Con el dinero casó a la mayor de las hijas. Viendo el proceder del padre no tardó San Nicolás en volver a repetir la acción echando una segunda bolsa con dinero por el mismo método y el padre casó a la segunda de las hijas. Poco tiempo después volvió hacer la misma operación de tirar la bolsa con dinero pero, en esta ocasión, la tiró por la pared del patio quedando enganchada en la cuerda de la ropa y las monedas sonaron al caer al suelo. Asomándose por la ventana el padre, descubrió al bienhechor a quien agradeció su caridad para con ellos, arrepintiéndose de su mal proceder con sus hijas. La tradición dice que los días en que arrojó las bolsas eran lunes dando pie a la devoción de los tres lunes de San Nicolás.
Los conocimientos que hay sobre su vida son escasos pero se sabe que nació en Parara de Licia, una provincia del Asía Menor, peregrinó a Palestina y al poco tiempo de volver a su tierra fue nombrado obispo de Mira, capital de Licia. Durante las persecuciones de Diocreciano fue encarcelado por confesar su fe y liberado al subir al trono el emperador romano Constantino.
La universalidad de su devoción es patente al ser el patrono de Rusia; Nápoles, Sicilia, Italia; Campen en Holanda; Freidurg en Suiza; de algunas ciudades de Alemania, Australia y Bélgica. Es patrón de los marineros deseándose buen viaje con la frase “Que San Nicolás lleve tu timón”.
De San Nicolás hay mucho que contar, pero creo que lo que nos trae hoy es la devoción conquense al Santo. Sólo me queda el animaros a seguir practicando la tradicional devoción a este Santo universal, y a solicitarle sus gracias subiendo tres lunes consecutivos a hacerle una visita para sufragio de las muchas necesidades que padecemos.
Cuenca, 21 de febrero de 2022
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.