El plante noventa y seis (96) para reivindicar la reactivación de la línea de ferrocarril Aranjuez-Cuenca-Utiel tendrá lugar el día 1 de octubre a las 19 horas frente a la Iglesia de San Esteban. La mayoría de los medios de comunicación no informarán del hecho, porque hay interés en callar para que este tema no entre a formar parte de la agenda política.
Lo fantástico del silencio orquestado sobre la supresión de la línea férrea es que coinciden los intereses del gobierno y de la oposición en Castilla-La Mancha. Existe un pacto asombroso y muy singular entre los partidos dominantes (PSOE y PP), para no debatir en público sobre la supresión del ferrocarril. Su alianza los ha llevado a cambiar el famoso lema de Emiliano García Page. De «pelear a muerte por el tren» se ha transformado en “pelear para que muera el tren”.
Es un secreto a voces que los dirigentes de ambos partidos ven con buenos ojos que el palacio de Fuensalida (Toledo) se pusiera de acuerdo con la Moncloa de Madrid (en versión ADIF), con el objetivo de desmantelar el tren en perjuicio de los pueblos de las zonas abandonadas. A cambio dan al ayuntamiento de Cuenca cuarenta millones y despojan a la ciudadanía de las diecisiete hectáreas que ocupan los terrenos del ferrocarril, para promover la especulación y que los constructores de la región se den el pelotazo.
Pues bien, con el objetivo de contrarrestar esta complicidad de los partidos dominantes, la ciudadanía ha creado organizaciones para luchar por el servicio público de ferrocarril, ha realizado manifestaciones, ha celebrado noventa y cinco plantes, ha presentado una petición en el Parlamento Europeo, once alcaldes de ideologías políticas diferentes interpusieron un recurso ante el Supremo y una medida cautelar mantiene paralizado el decreto del gobierno de suprimir la línea férrea, entre tanto está pendiente la sentencia del Tribunal Supremo.
Todas estas actuaciones están denunciando la deshonestidad de unas autoridades elegidas por el pueblo soberano que, en vez de actuar en defensa del interés público propician el enriquecimiento privado; es decir, no modernizan el tren, sino que promueven el gran pelotazo mediante la liquidación del servicio público de ferrocarril.
Las acciones ciudadanas han puesto de relieve que el voto no es la única forma legítima de participación en democracia. Además de votar se pueden llevar a cabo otras formas de acción política más directas, intensas y expresivas en defensa del interés general, para exigir que los representantes cumplan sus promesas.
Uno de los mayores atractivos de participar en la defensa de los servicios públicos es que pertenece a un grupo de actividades que llevan en sí su propia recompensa, el esfuerzo nos hace sentir bien. La participación nos protege contra la pasividad, la idiotez, el miedo y proporciona felicidad.
Opinión de Fernando Casas Mínguez