Decía Alonso Quijano que “la ingratitud es hija de la soberbia”, por eso me siento agradecido a Francisco Javier Escudero, madrileño “enconquensado”, por eso de estar en nuestro Archivo Histórico Provincial ejerciendo su apreciable labor de archivero y haciendo honor a su cualificación más profesional, al seguir investigando, para volver a poner en valor eso que bien se dice “su secreto está en la genialidad que aporta ese eterno espíritu de niño” y que él tan gratamente posee.
Le conocí hace ya unos cuantos años, me sentí afortunado por su bonhomía, gratitud y generosidad, hombre afable donde los haya y especialmente, sabio en ese conocimiento de la obra cervantina, esa que tanta gloria nos ha dado al pueblo español y que sigue siendo la seña de identidad de los pueblos latinos. Cuando charlamos en el Toboso, en aquella emblemática Casa de la Torre donde reina su ama y dueña Isabel, me sentí cautivado por sus hipótesis, reflexiones y novedades en ese devenir de “personas y personajes del Quijote”, un prolijo estudio que ha llegado para cuestionar paradigmas y abrir interrogantes acerca de la gestación de la obra más universal de Miguel de Cervantes.
Ahora, la Biblioteca AÑIL en sus Ediciones Almud, bajo la batuta de Alfonso González Calero nos lo ofrece a todos en acertada edición, de tres volúmenes, con las ilustraciones de portada de Pablo Sanguino y el prólogo de Francisco Crosas, de la Universidad de Castilla La Mancha, tratando de contestar a la eterna pregunta que el cervantismo se ha planteado durante décadas: ¿se basó Cervantes en fuentes histórica y folclóricas orales de La Mancha? o tal vez, como piensa la mayor parte del colectivo cervantista, nada tuvo que ver la geografía del terreno y puede que sea todo un juego literario. Y ahí estará ¡el quid de la cuestión¡
Francisco Javier Escudero Buendía nos da la solución y lo hace, aportando una rica investigación bien documentada en base a noticias inéditas y la aportación de unas treinta entrevistas a personajes reales con homonimia, algunos de ellos posiblemente referenciados en el Quijote, aventuras similares descritas en la obra, el perfecto y detallado estudio de la verdadera Dulcinea mediante mujeres, dichos y tópicos de El Toboso, defendiendo La Mancha como ese paradigma emblemático y real de la geografía quijotesca en todo su amplio sentido, comarca bien elegida a conciencia por el autor de la obra, donde se llevarán a cabo las más importantes andanzas de esta maravillosa obra literaria.
El primer volumen lo titula “Los personajes históricos de La Mancha” donde se exponen uno a uno todos aquellos que conforman el protagonismo geográfico en cada desarrollo de la obra, en base a documentos inéditos y testigos; el segundo volumen “La construcción del personaje Alonso Quijano” entrando de lleno en el personalismo y su génesis como protagonista en valores y en asunción manchega y el tercero “Aldonza Lorenzo y Dulcinea” en esa confrontación difuminada del adecuado sentido que les define en su paradigma y donde hace un adecuado análisis de los pormenores que les diferencia y las características que les une.
Cinco años de trabajo para este archivero, consultando más de mil documentos inéditos, procesos judiciales y protocolos notariales entre ellos, permitiéndole ahondar en ese siglo XVI de profunda raíces históricas, potenciando su idea de que Miguel de Cervantes se apoyó en personajes reales para desarrollar su historia.
En sus propias palabras nos dice que “esta publicación es completamente distinta a lo que se ha dicho hasta ahora y no solo por la homonimia entre personajes o geografía, sino por hechos históricos reales que se parecen a los descritos en la novela”.
En definitiva una obra en tres volúmenes, bien escrita, adecuadamente editada y presentada que viene a clarificar y dar sentido a muchos de los interrogantes que la obra en su dimensión ofrece y provocando que este Escudero de apellido sea fiel al Escudero sabio que preconiza y resuelve la mayor parte de los enigmas que ahí han crecido y se desarrollan. En definitiva una gran apuesta editorial de la Biblioteca Añil a la que todos debemos llegar para su disfrute y su aprendizaje. Mi especial enhorabuena a ambos: autor y editor.
Por Miguel Romero Saiz