La víspera de la Fiesta Nacional la vivimos en Cuenca con un lleno en la Plaza Mayor para disfrutar del espectáculo de La Carroza Real, que consiguió que el corazón de unas 1500 personas revitalizara el inigualable escenario transformado en auditorio para sentir la experiencia de la lírica y el patrimonio. El evento fue como un regalo para los sentidos que conjugó ópera y zarzuela y que nos envolvió por completo bajo un cielo que amagaba tormenta y se mutó en calma. Tanto vecinos como visitantes, compartimos la certeza de estar viviendo algo que merecía ser contado.

Un espectáculo que nos tocó
Cuando los jóvenes talentos del programa Crescendo del Real comenzaron a cantar, el aire se volvió distinto. Verdi, Puccini, Mozart, Bizet, Donizetti… y las joyas de nuestro repertorio español llenaron la plaza de emoción. Los acordes de La Traviata nos entrelazaron, y la “Habanera” de Carmen hizo que suspirásemos juntos, como parte de una vivencia colectiva. Las notas, multiplicadas por los muros y balcones repletos de historia, nos hicieron sentir que estábamos dentro de un auténtico teatro real a cielo abierto.
Cuenca y su latido cultural
Sabemos que Cuenca es un lugar donde la cultura respira todo el año. Pero en ese momento fue además un recordatorio a los asistentes de que la oferta artística es un motor que nos une y nos proyecta mas allá. Turistas que llegaron por casualidad se marcharon con la sorpresa de un espectáculo internacional gratuito; y los vecinos, con la satisfacción de ver la plaza transformada en un punto de encuentro que acogía al Teatro Real de Madrid.
Una apuesta con futuro
Que hay trabajo y organización detrás es evidente, y también una apuesta clara por el valor de la cultura en el desarrollo local. Más que un gesto puntual, este tipo de iniciativas son semillas que afianzan a Cuenca como ciudad dinámica, capaz de atraer talento y curiosidad. Cuando se abren las calles a propuestas que emocionan y suman, se está abrazando un futuro donde el arte sigue formando parte de la vida cotidiana.
La huella que queda
Nos fuimos con el eco de las voces y el calor de una experiencia compartida en una tarde de otoño. La Carroza del Real no pasó de largo: nos dejó también un reflejo de luz de lo que somos y de lo que queremos seguir siendo y construyendo, de nuestros proyectos personales y comunitarios, de todo aquello en lo que la Ciudad del Patrimonio de la Humanidad que atrae a visitantes que aprecian el Arte, la historia y la Naturaleza desea conectar a través de la música y la cultura, como uno de los latidos que fortalecen a la ciudad para hacerla crecer y a su habitantes para fluir al compás de ese crecimiento.
Por eso, al finalizar, agradecimos haberlo vivido con un brindis junto a un revuelto de setas exquisito, en uno de los locales emblemáticos del casco y con La Traviata muy presente celebramos con felicidad contagiosa la creatividad que brota de Cuenca. En un mundo donde se ha instalado el conflicto, pisar lugares que transmiten Paz y disfrutar de una experiencia cultural y gastronómica junto a amistades de aquí y de
diferentes lugares del planeta es pura vida. Esta ciudad siempre sorprende y acoge con su magia.
Opinión de Yolanda Martínez Urbina