Hoy, día 29, festividad de San Pedro, era una fecha muy importante para los pastores ya que suponía el ajuste o contratación para el próximo año y, por ello, era normal que se celebrase con comidas a base de cordero o que, en algunos de nuestros pueblos, se encendiera una hoguera en la que quemaban pellejos inservibles de los que se utilizaban para transportar el vino produciendo un olor y humo insoportables mientras, las rondallas, cantaban lo que siempre se llamó “la sampedrá”
Así celebró Bascuñana de San Pedro su fiesta de San Pedro hace 19 años.
El Rincón de Enrique Buendía
El domingo 29, una pequeña localidad en las estribaciones de la Sierra de Bascuñana, rendía tributo de devoción íntima y festiva a su patrón, San Pedro Apóstol.
El final de junio es como de relax para mí. Terminó el curso escolar y, con las notas ya entregadas, una tranquilidad interior empujaba a mi comportamiento viajero a ir a buscar localidades con celebraciones festivas igualmente relajadas. Por ello, decidí viajar hasta Bascuñana de San Pedro, a apenas 25 kilómetros de la ciudad, en la que sus vecinos festejaban la figura de San Pedro Apóstol.
Conocía del bajo número de población existente, pero también sabía que sus moradores y aquellas familias que desde Cuenca regresan cada día o en el fin de semana a la localidad, sienten un cariño muy especial por la figura del primer Papa de la iglesia y mantienen firme su decisión de celebración, aunque como me diría Raimundo, su alcalde, «en la que hay más gente es en la que en Agosto dedicamos a la Inmaculada Concepción y que hemos trasladado desde diciembre a las fechas del 15 de tal mes”.
Pasado el desvío a Fuentesclaras, en la carretera que va hacia Priego y Guadalajara, otro, esta vez a mano derecha, me acerca entre pinares y anuncio de alcarrias hasta Bascuñana de San Pedro. Recorrido corto, estrecho, entre pinares a la derecha y campos de cultivos a la izquierda. Espacio en el que la mañana se inunda de ruidos y olores de la naturaleza cercana.
El pueblo parece dormido. No hay bullicio alguno que indique la festividad. A un señor que va a por agua, a una fuentecilla por donde paso, le pregunto por la familia Higueras, conocidos míos y con los cuales, años atrás estuve aquí, interesándome por el modo como sus gentes juegan, o jugaban a ‘los bolos’. Me dice, que a las puertas de su casa ha visto a Félix Higueras y a buscarlo voy, para conocer de primera mano sobre la celebración festiva de hoy, San Pedro.
Tengo tiempo para ver el pueblo. Y en ello me encuentro, cuando escucho el tañido alegre de una de las campanas de la iglesia que advierten al vecindario de la cercanía de la hora de la procesión del Santo Apóstol San Pedro. En la placeta del pueblo, otra figura conocida encuentro, es la del cardiólogo Jesús Higueras, persona muy querida en Bascuñana e igualmente preocupada, como conocería después por todo aquello que tiene que ver con las señas de identidad del municipio.
«Nuestra procedencia en el tiempo determina un origen vasco, que ya se puede entender si piensas en el nombre de la localidad, Bascuñana, y que tiene que ver con la repoblación de estas tierras por aquellas gentes vascas, que ayudaron a Alfonso VIII en la conquista de Cuenca, y a los que el monarca cediera terrenos para que se establecieran. Lo ‘de San Pedro’ puede relacionarse con el santo patrón que tenemos, o quizá, sea esta la mejor explicación, con la dificultad de que la correspondencia llegara al sitio debido, pues como dicen mis vecinos, se confundieran las direcciones con ‘Gascuñana’ por Gascueña, o por como entiendo yo, con otro Bascuñana de tierras de Castilla arriba…»
La campana de la iglesia sigue marcando el ritmo de las gentes de Bascuñana de San Pedro, que ya se acercan a las puertas del templo para la procesión; dentro del templo, al que me asomo, saludo a Raimundo, su alcalde, del que tengo un grato recuerdo como un grandísimo jugador de bolos. Es una iglesia de una sola nave, de tamaño reducido, que ya tiene a la imagen en andas de San Pedro Apóstol dispuesta para iniciar su salida a las calles del pueblo. Una rápida mirada me permite conocer, que el conjunto estructural ha sido restaurado, y también observar desde la distancia el retablo existente detrás del altar mayor, de construcción barroca, en el que falta la imagen procesional patronal, colocada en andas, por cierto, obra de Pedro de Villadiego, según me comenta Jesús Higueras.
El atrio está poblado del verdor del arbolado en este comienzo del verano. Un agujero en un ángulo lateral me recuerda lo del ‘chaparro’ del ‘ramo’, que para la Virgen de Agosto colocan los mozos allí, y posteriormente las mozas llenan de rollos que luego se irán subastando…, pero bueno ya se lo contaré en otras fechas, porque la procesión se ha puesto en marcha. Por delante va la Cruz procesional de plata repujada, que lleva la inscripción de «La hizo Juan Serrano, hijo de este lugar», después sigue la imagen sedente de San Pedro Apóstol llevado en andas, y más tarde el sacerdote rodeado de los devotos del pueblo.
El recorrido me deja ver unas calles limpias y fachadas de casas con sabor a nuevo, envueltas en la cercanía de la naturaleza, que ofrece los inicios de la Serranía a la observación de los participantes en esta sencilla procesión mientras escucho desgranarse los cantos de los devotos acompañantes y la campanilla que anuncia el fugaz paseo de San Pedro a hombros de quienes lo llevan. Por el camino, recuerdo y me viene a la memoria los comentarios generalizados en los pueblos ganaderos, sobre la importancia que tuvo en su tiempo la celebración de San Pedro, y que algunos viejos del lugar recuerdan. Era una fiesta para casados y mozos viejos, tiempo para cobrar diezmos, tiempos para convidar a la salida de misa a carne y limonada. No se olvida la costumbre existente del ‘ajuste’ entre amos y criados, jornaleros y también pastores, bien de palabra o por apretón de manos, para pasar al servicio de uno y otro por todo el año, «de San Pedro a San Pedro…»
Don Pedro nos lee en la homilía la pastoral del obispo sobre el Día del Papa y pide respeto y oraciones…
Es hora de comer y el pueblo lo hará de modo comunitario. En el Centro Social de Bascuñana de San Pedro ya se está preparando en la sartén la carne y los ajos, el aceite y el coñac para su mejor fritura y sabor. Se charla y se comenta. Es mediodía.