En el 2001, la Virgen del Carmen se unió a sus devotos
Hace 750 años, un monje carmelita, Simón Stock, el escapulario lo recibía de las manos de la Virgen, como «insignia de salvación».
Ante todo, vaya desde estas líneas la felicitación a todas las Cármenes. La ciudad conmemoraba tal circunstancia en el convento que las madres Carmelitas Descalzas tienen en la carretera a Nohales, ‘a un tiro de piedra’ del entorno urbano capitalino.
Es esta una edificación moderna para albergar a un grupo de mujeres que hace de la oración y el trabajo, «un acto de entrega a la sociedad y al destino que han asumido, como mediadoras ante la Virgen…», según me comentaban personas que asistían a los actos de culto. Los girasoles verdean cercanos, mientras el ruido de una máquina segadora, anuncia la labor y fruto de la tierra que amarillea del cereal cercano.
El Rincón de Enrique Buendía
Seguidoras de la orden de Santa Teresa de Jesús, de la que ya escribimos en febrero por lo de la fundación conventual en Villanueva de la Jara, éstas, primero tuvieron su sede en Huete, llegando a la capital en el año 1603 en una primera vivienda en las inmediaciones de la antigua iglesia de San Martín, hoy destinada a tareas de ser Centro dedicado a la exposición artesanal. Luego, y contando con la generosidad popular y con la inestimable donación que hiciera Felipe IV a la comunidad, en su visita a Cuenca, pudieron terminar una segunda vivienda donde hoy está la sede de U.I.M.P. Era el año 1646 cuando se consagraba la iglesia conventual. En la nueva ubicación se encuentran desde Marzo de 1.982 ….
El rumor de las plegarias me acompaña hasta la iglesia conventual, donde ya se encuentra en andas la imagen de la Virgen del Carmen, esperando la hora del paseo procesional por las inmediaciones del terreno, por cierto, que la festividad inicia su origen un 16 de julio del año 1251, en el que la Virgen se apareciera a San Simón Stock, paladín de la Orden Carmelita para entregarle un escapulario marrón y decirle: «Este privilegio te lo entrego a ti y a todos los carmelitas: el que muera llevándolo, se salvará» . Siglos después, Benedicto XIII en 1726, extendió la celebración a toda la iglesia occidental.
Este lunes hay mucho movimiento en las inmediaciones del convento. Como cada año en esta fecha del 16 de julio, hoy aquí, o en años anteriores en el edificio conventual, junto a la iglesia de San Pedro, conquenses y devotos se han vuelto acercar para partir en la procesión y misa que conmemora los aconteceres ya relatados.
La visita sirve también para comprar almanaques y Escapularios.
«Venimos a comprar, escapularios entre otros objetos, para colaborar en algo al mantenimiento de la comunidad religiosa, y para que la Virgen nos ayude en todo aquello que concierne a nuestra salvación», me dice una de las muchas Cármenes que hoy se encuentran aquí»
Las campanas conventuales bullen alegremente anunciando el comienzo de los actos. «Primero, -me dice Vicente, el Tesorero de la Cofradía-, rezaremos a la Virgen en la iglesia, luego habrá la procesión y después Misa en el exterior conventual».
Conozco, por Vicente, y también por Gregorio, el Vicesecretario de la ya citada Cofradía, que existen una cifra de cofrades alrededor de los 560, de los que más de la tercera parte son mujeres y que celebran reuniones, dos juntas por año. Y que para pertenecer a ella, el único requisito existente es el de ‘tener impuesto el Escapulario de la Virgen del Carmen’.
Hablamos en una pequeña salita del edificio frente al ‘torno’ donde de manera continua una fila de devotas, sobre todo, compra el querido escapulario, junto a almanaques con la imagen de la Virgen. Una imagen que según me cuentan es obra del escultor Luis Marco Pérez. En la iglesia, alta en su construcción, está acabando el acto de alabanza carmelitana, en el que participan las ‘hermanas’; sus voces de suave matiz expresivo comunican a los presentes dulzura y emoción. Cierro los ojos y me dejo llevar…
Es el momento de la procesión. Mucha gente participa en el acompañamiento de la imagen de la Virgen del Carmen llevada en andas compradas a la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro en el año 1953. Singulares son los monaguillos que llevan los cirios, personas mayores que ofrecen esta participación por algún ofrecimiento personal o familiar; a su lado quedan el Estandarte de la Cofradía, bordado a mano por las propias hermanas y el Hermano Mayor de este año. El rezo del Santo Rosario suscita y evoca la devoción de los presentes, mientras el bello rostro de la imagen de María expresa su amor y comprensión. Los recuerdos por aquellos que hoy no están aquí, caminan junto a la Madre del Carmen, adornada con ramos de flores, solicitada con las plegarias que se escapan desde el corazón de las personas que son compañía procesional. Oración y silencio, amor y solicitud de ayuda, mientras la procesión va y viene. Y María dejando su mirada cálida entre los devotos presentes, mientras el sol del atardecer pugna por quedarse un ratito más junto a nosotros, al lado de Ella.
La brisa de la tarde muestra su animación con los sonidos de la rondalla y voces del Coro de Santa Catalina, que hasta aquí ha venido para ‘hacerse oír’ durante la Misa concelebrada, que sigue a la procesión. El Rvdo. Jacinto, carmelita de Alba de Tormes, se ha encargado de recordar a los presentes la naturaleza y origen de la devoción del pueblo y naturalmente de la Orden, por la Virgen, Nuestra Señora del Monte Carmelo. Con una Salve de acción de gracias acaba la ceremonia religiosa de la festividad de la Virgen en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Cuenca.