Un triángulo festivo en torno a la Virgen María, considerada ‘Inmaculada’ al ser concebida sin mancha, ni pecado original, tiene lugar, en este 8 de diciembre, en la provincia de Cuenca: Horcajo de Santiago, Motilla del Palancar y Villaconejos del Trabaque lo forman, y celebran cada uno, a su manera, la festividad patronal.
Es diciembre del año 2002. Son sus primeros días que culminan en la Navidad y en las vacaciones. Es una de las fechas del calendario litúrgico cristiano que más atractivos despierta en la sensibilidad de los creyentes: me refiero a la celebración de la consideración de la Virgen María, en su Inmaculada Concepción.
El Rincón de Enrique Buendía
Tres pueblos ofrecen su quehacer festivo y su religiosidad a tal idea: Horcajo de Santiago, Motilla del Palancar y, también, Villaconejos del Trabaque. Ese es el triángulo devocional que deseo señalar por si la intención es estar presentes en los emotivos actos que, en cada uno de ellos, tendrán lugar en las fechas de este largo fin de semana (2002), comenzado con la celebración del ‘Día de la Constitución’, mientras las costas gallegas siguen siendo punto de atención por el petróleo vertido en el mar.
Recordemos que la base de esta celebración se encuentra en lo ocurrido en una pequeña gruta del pueblito de Lourdes, en Francia, donde la Virgen se aparece a una niña diciéndole:
«Yo soy la Inmaculada Concepción».
Corría el año 1858. Pero… ¿Cuál es el significado de tal expresión, recibida por la niña? Los estudiosos entienden que, la expresión, alude a que la Virgen María desde el primer instante de su existencia humana no tuvo pecado.
La devoción popular por los fieles, a su fiesta, data del siglo VII en Oriente; pasaría después a Irlanda en el siglo IX y, en Inglaterra y en España, desde el XI.
El Papa Pío IX proclamó solemnemente esta verdad el 8 de diciembre de 1854, dejando la fecha para que se celebrara en todo el orbe cristiano. Un dogma que se proclamaba en el que dice que María «por un privilegio único, fue preservada de la mancha (el pecado) original desde el primer instante de su concepción». Os contaré detalles de esta celebración en los pueblos referidos.
Horcajo de Santiago
El ayuntamiento es el que se encarga de preparar todo lo concerniente a esta festividad en honor a la Inmaculada Concepción, que tiene la declaración de interés turístico regional, y que no es otra cosa que una excepcional muestra de fe popular.
Las familias preparan los dulces con los que atender a amigos y visitantes y en los que no faltarán los típicos rosquillos de aguardiente, ni tampoco la calórica ‘pipirrana’ tan especial para esa noche-madrugada del 7 al 8 donde, los horcajeños, protagonizan su decidida compañía de afirmación religiosa personificada en sus vítores al Estandarte representativo de María, llevado a través del tiempo y de las calles del pueblo por tres caballeros montados en serios caballos.
Desde el día 1, que fue el Pregón y la Coronación de Reina y Damas de Honor, junto con la entrega de turbantes a los nuevos Caballeros, el tiempo del pueblo determina horas de espera para el día 7 en que, después de la matinal ofrenda de flores a la patrona, Horcajo de Santiago vivirá un acto más de su definición como pueblo. Así ocurrirá dentro de la Iglesia, por la tarde, a las 8, en el rezo multitudinario de la Salve y el posterior reencuentro del pueblo con el Estandarte de la Virgen.
Ramón Montalvo, el alcalde de la localidad, espera unas fiestas compartidas por todos, donde nadie se sienta forastero y donde se disfrute visual y oralmente con la emoción del Vítor, «fiesta de los mayores, que cuidan y transmiten la esencia y tradición de la misma a los jóvenes, los cuales con su sentida participación dan fe del valor y fundamento de su contenido…».
Motilla del Palancar
No existen detalles que manifiesten el inicio de la devoción a la Inmaculada en Motilla. Hay, eso sí, una Ermita, dedicada a la patrona desde mediados del XVI. Delante de la Ermita, un parque ajardinado la ‘esconde’ de la mirada del viajero que atraviesa Motilla por la carretera que, desde Valencia, lleva hasta Cuenca y los pueblos del territorio de Alarcón.
En la tarde del día 8, los motillanos llegarán hasta este lugar santo para poder ‘estar’ al lado de la Virgen María antes de la Misa y procesión posterior hacia el pueblo. Y seguro que observarán como la Inmaculada estará preparada, rebosante seguro de flores, al lado del evangelio. Esta imagen llegó a Motilla del Palancar, por un vecino de esta villa, Celio, quien hizo la promesa de traer una talla de la Virgen, ‘parecida’ a la antigua, si sus hijos volvían sanos y salvos de la guerra.
Una Junta administrativa cuida y gestiona la Ermita y todo lo concerniente a la patrona, disponiendo de una serie de objetos-recuerdo para su compra y así conseguir unos dineros que se utilizarán para los fines que se tenga a bien considerar de mantenimiento y mejora de las instalaciones, así como otros proyectos benéficos a considerar, según me cuentan…
Acabada la Misa, entre ¡vivas!, rezos y lágrimas de emoción, la carroza con la imagen de la Inmaculada Concepción saldrá un año más a la calle, llevada por los miembros de la Junta administrativa y camareras, para acercarse hasta ‘su pueblo’, rodeada del vecindario y las autoridades municipales sin que le falten los sonidos de las marchas procesionales interpretadas por la Banda Municipal de Música ‘La Inmaculada’, ni tampoco una incesante cohetería.
Cuando vuelvan a la Ermita podrán asistir a la tradicional subasta de las ‘andas de la Virgen’, con la que los motillanos tendrán la oportunidad de pasar la carroza patronal desde el porche al lugar del templo donde quedará para el culto del día siguiente.
Y en los días previos a la celebración dominical, no faltarán otros actos de afirmación ‘mariana’, como el novenario, la convivencia alrededor de la hoguera y el popular canto del ‘Santo Dios’, el amor del pueblo…
Villaconejos de Trabaque
El río rojizo del mimbre envuelve al pueblo en estos días previos a la celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción.
Cruzando el puente de la carretera que continua hacia Priego, se encuentra la Ermita de la Inmaculada, al lado de las cuevas que tanta fama le han dado al pueblo, en un caso, lugar de esparcimiento, de buen yantar y beber en todos los días del año, en otro de refuerzo a la religiosidad del vecindario y a su devoción.
La Ermita está realizada con el detalle del XVIII; una puerta con arco de medio punto, con el frontal rematado por una ventana y pináculos abre la entrada a su interior. A la cita del 8 de diciembre acudirán las gentes de Villaconejos, miembros o no de la Hermandad de la Inmaculada, para participar en los actos de culto, misa y procesión, y así festejar a la Virgen María en su condición de “concebida sin pecado”.
Ocupándose de todos los detalles de la celebración, hay una familia ‘mayordoma’, un cargo obtenido el día después de las fiestas, en la Misa de difuntos por los fallecidos del pueblo, que se encarga de cuidar y limpiar la Ermita, abrirla para el culto los domingos y festivos, y disponer el que la Virgen participe en la Procesión del Encuentro en el Domingo de Resurrección, el que se le canten los mayos el ‘30 del abril cumplido’…
La procesión posterior es corta e intensa, muy emotiva. Sobre las andas de la Virgen, niñas y niños de corta edad, son ofrecidos por sus padres a María Inmaculada, cumplimentando una admitida tradición de años atrás. También hay subasta, como dicta la costumbre, y en la que aquellas personas que más dinero den, tendrán la satisfacción de pasar la imagen patronal dentro del templo.
Un cocido de la Virgen, cocido de bolas, pueden degustar, si en el pueblo se quedan, a base de garbanzos con el añadido de bolas de carne picada de magro de gallina, cordero y jamón.
Lo que no sé es si, este año, habrá para este día de la Inmaculada, aquí, en Villaconejos del Trabaque, la costumbrista ‘Entrada de moros y cristianos’.